25 de marzo, sábado. No era
Fuenteovejuna, ni había por medio la muerte de ningún Corregidor. Solo se
evidenciaba el reproche de una colectividad que se ve afectada por la
arbitrariedad de algunas decisiones que
no se entiendes ni se comparten. Piden que se hagan las cosas de otra manera.
El progreso es – debe ser
imparable – y ante eso no hay nada que objetar. Cuando se entiende por progreso
el beneficio de unos contra la razón de otros, entonces la cosa ya tiene otra matiz y hay que llegar hasta el fondo del meollo.
Desde hace unos años una
multinacional – según se informó a los asistentes, austriaca, con fondos de
lugares tan lejanos como Corea y con lavado de cara en Estepona – pretende
ubicar dos plantas solares en lugares muy emblemáticos sin respeto al paisaje,
al medio y al beneficio de la colectividad. Implantan la ley del más fuerte,
usan la mentira para expropiar y avasallar, y atropellan… La cosa entonces
cambia de color.
Era mediodía. Hacía calor.
Calor del fuerte, de ese calor de verano del que esta primavera se ha
apropiado. Un grupo de vecinos de las zonas de Álora, Coín, Casarabonela,
Cártama y otros puntos del Valle del Guadalhorce se concentraron en la plaza de
la Fuentarriba. Protestaban bajo el lema: renovables sí, pero no así. Algunos
componentes de la plataforma informaron de cómo están los recursos presentados,
de cómo van las cosas – dicen que las de palacio van despacio – aquí como se
trata de asuntos de engrosar bolsillos corre el temor de que puedan ir más
rápido y con más astucia de lo que algunos creen. Eso es solo una mosca
personal.
Lo cierto es que el atropello
puede significar el destrozo de un paisaje idílico, bellísimo en algunos
aspectos al que se dañaría sin remisión y del que se privaría, bajo el falso
pelo de un progreso mal entendido, no solo a la generación actual sino algo más
grave aún, a los que vendrán después. Fuenteovejuna consiguió luchar contra la
injusticia. Ahora, no sé, no sé. Por supuesto que el progreso limpio es el
deseado por todos, pero no de cualquier manera y esta situación deja un tufillo
que no huele precisamente bien. Renovables sí, pero así, no.
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