12 de marzo, domingo. En la
mediación del siglo XV, sobre 1444, según palabras suyas, nació un año antes de
la batalla de Olmedo. Elio Antonio de Nebrija (su nombre era Antonio Martínez
de Cala) era hijo de Juan Martínez de Cala y el Viejo y de Catalina
Martínez de Jarana, de origen judío. Del matrimonio, nacieron tres varones y
dos hembras. De posición relativamente acomodada, agricultores y asentados en
la calle Mesones, según Rodrigo Caro.
En su pueblo aprendió latín. De
muchacho marchó a Salamanca donde estudió con profesores según él “cada uno es
su arte muy señalado”. En 1465, becado,
marcha al Colegio Español de Bolonia para estudiar Teología.
Allí tiene el primer contacto
con el Humanismo. La nueva corriente intelectual del Renacimiento que va a
beber en las fuentes romanas y griegas. Los clásicos están en primera línea
después de muchos años de olvido. Nebrija profundiza en el conocimiento del
hebreo, del griego y del latín y, lo que, es más en la nueva manera de
conocerlo para lo que considera primordial el uso de la Gramática.
En 1470 el arzobispo de Sevilla
Alfonso Fonseca le encomienda la labor de formación de su sobrino Juan
Rodríguez de Fonseca, que después será una primera figura en la sociedad
española de su tiempo.
Nebrija no es un hombre
estático, pasa por Salamanca – varias veces, la última ante una flagrante
humillación, cuando le conceden una cátedra a la que aspira a alguien menos
dotado que él, dice que no volverá jamás
– Alcántara, Brozas, Zalamea la Real, Villanueva de la Serena, Logroño,
Granada, Sevilla y Alcalá de Henares, donde murió en 1522.…. Su contacto con
Cisneros le va a suponer un salto muy grande dentro de la cultura y con Juan de
Zúñiga la tranquilidad económica para alimentar a su prole (tuvo nueve hijos)
que le permite dedicarse al estudio.
La Reina Isabel, de la mano de
su confesor Hernando de Talavera, conoce su obra y su idea de plasmar en una
Gramática todo el desarrollo de sus nuevas ideas para dar forma a los nuevos
conocimientos. Nebrija es un hombre que impulsa algo de tal magnitud que es la
implantación de las ideas del Renacimiento en la España del siglo XV, XVI y
posteriores. Un andaluz excepcional, que deseó volver a su tierra, pero no lo
hizo nunca. La Biblioteca Nacional le ha dedicado una gran exposición sobre su
figura y obra.
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