martes, 14 de marzo de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El cantar de Liébana


                                   

  

Picos de Europa. Entorno de Santo Toribio. La Liébana (Cantabria)

 

14 de marzo, martes. Ha escrito Perdis -Jose María Pérez González, Peridis – una novela primorosa. El cantar de Liébana (Ed. Planeta 2023). Algo nuevo, pero tan viejo como es exprimir el elixir del tiempo. Todo eso que fue y que luego, formó parte de nosotros mismos.

A Perdis lo he conocido por sus trabajos sobre el Románico Hasta una ruina puede ser una esperanza.   Recuperación del Monasterio de Santa María la Real de Aguilar de Campoo, o La Luz y el misterio de las catedrales, o por sus series en Televisión o por sus viñetas en El País. Arquitecto, dibujante, humorista finísimo…

Peridis es, además, liebaniego, de Cabezón de Liébana, y trasplantado de niño a la montaña palentina. Él dice con humor, que lo llevaron, porque su padre guarda forestal buscó en el traslado una vida más confortable. Normal. Tenía una deuda, según él con su tierra. La salda con creces en esta obra.

Apoyado en el Beato de Liébana, monje que con su comentario al Apocalipsis en su beato, lucha contra la herejía surgida en Toledo sobre el “Adopcionismo” donde se difunde que Cristo no es Hijo de Dios, sino ‘adoptado’ en connivencia con la Religión del Libro, - judíos, musulmanes y cristianos tiene en común el Antiguo Testamente - o sea la musulmana que se expande desde el Califato de Córdoba.

Muestra Peridis su enorme conocimiento del románico – San Andrés de Arroyo – del mundo medieval (monjes que transitan entre monasterios del norte de España y Europa) obispos con poder, (Arzobispado de Toledo o menos importantes como Burgo de Osma) y, por encima de todos, Santo Toribio de Liébana.

El hilo conductor es una mujer, Eulalia, viuda de un médico, al que ha dedicado su vida, sin hijos que comienza a rehacer su vida. Se matricula en un curso de arte sobre los beatos y sus influencias en la Universidad de Valladolid. Aparecen, también, una chica joven, Tiqui, actual, desconocedora de muchas cosas; el arquitecto arribista que busca la oportunidad de sobresalir; el profesor, Don Crisógeno, al que se le enciende una luz, ¡!bendita luz!; el viejo cura de pueblo, de Potes, que ha visto echarse y levantarse muchas nieblas…

La aparición de unas pinturas – frescos – falsas que levantan la expectación. Entran Enrique Herreros, como homenaje al sabio humor que vino desde la Codorniz, o el del propio Peridis. Un libro, como La Liébana, como Santo Toribio o como su autor, excepcional.

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