lunes, 20 de marzo de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El Cristo de la Buena Muerte


                            


20 de marzo, lunes. En Málaga, esa ciudad que bebe de las brisas que vienen del mar y ha hecho de su centro urbanístico algo así como el salón de nuestra casa, a muchas cosas les cambiamos el nombre, pero todos en el fondo sabemos, que siendo lo mismo, es otra cosa.

Al Cristo de la buena muerte, ese al que el maestro Alcántara dice que “no se le piden cosas para el trayecto sino para el final” se le conoce como el Cristo de Mena. Pedro de Mena Medrano, granadino nacido en 1688 y muerto en Málaga sesenta años después, en calle Afligidos frente al convento de Santa Ana del Císter donde habían profesado dos hijas suyas…

Pedro de Mena, hijo del también imaginero Alonso de Mena, aprendió con su padre con quien también aprendía Pedro Roldan y luego compartió taller con Alonso Cano cuando volvió de Madrid después de los turbios sucesos, como racionero de la catedral de Granada. En Málaga le encargaron a Mena las Sillería del Coro de la Catedral….¡Casi nada dejó ahí!

Ante varias obras de Mena uno no sabe cuál admirar más: La Magdalena Penitente (del Prado depositada en el Museo Nacional de Valladolid); San Francisco de Asís de Toledo (el de Antequera tiene ligeras variantes), o el Ecce Homo.

¿Y el Cristo de la Buena Muerte? Verán. Lo talló en 1660, o sea en la madurez total. Era superior a los cristos al uso y Mena le dio una impronta soberbia. Tan es así que era un Cristo tan diferente a otros realizados por él que se le conocía como el “Cristo de Mena”.

 En los aciagos acontecimientos del 11 y 12 de mayo de 1931, lo quemaron. Solo recuperaron una pierna, y un pie calcinado. Francisco Palma Burgos hizo una recreación. El pueblo llano lo siguió llamando el Cristo de Mena. En esa oración sublime del maestro, dejó dicho que cuando “dio las tres voces lo oyeron en Santo Domingo, en las tinieblas y en la Legión” y que le pedimos “el último favor que puede hacernos ayudarnos a bien morir” porque para eso no tenemos experiencia.

Dentro de unos días las calles, nuestras calles serán calles de la Amargura que llevan a ese lugar llamado Gólgota y por que transitaran Cristos y Dolorosas y habrá gente a pie de calle con un no sabemos qué que se mueve por dentro. Hay quien, a eso, también, le llama Fe.

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