viernes, 3 de marzo de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Cervantes, siempre




                      Plaza de España. Madrid. 

 

3 de marzo, viernes. «Adiós, Madrid; adiós tu Prado y fuentes que manan néctar y llueven ambrosía, adiós» (Miguel de Cervantes, Viaje del Parnaso). Lo escribió el más grande genio que probablemente haya dado este país llamado España.

Vivió pobre, menesteroso y mal atendido. Probó y suspiró, anduvo muchos caminos y aunque llamó a muchas puertas, casi todas se le cerraron. Suele pasar, en vida, muchos palos; después de la muerte, alguna gloria – en este caso, mucha - quizá más fuera de su tierra, que en la propia.

La obra cumbre de Cervantes, El Quijote, tiene tanta actualidad que se abra por donde se abra siempre hay algo novedoso, algo diferente que parece que está allí esperando a que uno se lo reencuentre.

Hace unos días hablaba con Juan Gaitán. Juan escribe – iba a poner un taco, pero eso no está bien – y voy a decir que escribe como los ángeles cuando los ángeles tienen sus días buenos….

A lo que iba, comentaba con Juan sobre Cervantes y me dijo casi textualmente, a Cervantes no le gana nadie, quizá, si alguien le empata, ese es Shakespeare…. Estoy totalmente de acuerdo con él.

Yo llevo un tiempo hurgando en los papeles viejos sobre su estancia por estas tierras cuando se las buscaba como recaudador de alcabalas reales y como aprovisionador de grano para la Armada Invencible, con más problemas que satisfacciones.

He releído varias veces cuando describe los paisajes de las playas de Vélez aquellas tardes de finales de otoño cuando pasó por la tierra de Málaga y me sueño y me engolosino -dicen que la esperanza tarda en perderse - con encontrar alguna descripción o al menos una cita sobre una tierra ¡a la que yo quiero tanto!

Madrid, a finales de febrero está gélido y frío. Abarrotado de gente, de tanta gente que en algunos sitios parece una manifestación a cualquier hora del día.

Está blanco el Guadarrama; el cielo azul. Están escuálidos y desnudos los plátanos orientales (¿hay en España alguna ciudad con más plántanos que Madrid?). Esperan el rebrotar de la primera. Sigue la lápida de siempre en la esquina del Jardín Botánico informando de unas fuentes que manan néctar y llueven ambrosías, aunque estos días tienen el agua congelada a las primeras horas del día, y dice a adiós - ¿o quizá, mejor, hasta luego? - a los viajeros que ven la estación de Atocha casi a pedir de mano.

 

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