lunes, 4 de abril de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. A Sotavento de Abdalajís

 

                


Valle de Abdalajís (Málaga)


Desde la lejanía, el Valle de Abdalajís aparece recostado al pie de la mole de piedra caliza. Gris la piedra y blanco el pueblo. Hay varias formas de mirar a los pueblos. A saber: desde dentro, paseando sus calles, y desde enfrente. Al final serán un todo distinto a la primera impresión.

Entra por el viejo puente de hierro sobre el arroyo de las Piedras.  Unos faroles de corte modernista evocan otros aires y aportan sensibilidad y buen gusto. Por debajo corre el agua limpia y clara sobre los cantos, como grandes panes redondeados por la erosión y a la espera de un horno que no llegará nunca.

El arroyo se arranca de largo desde los Prados de Eslava, donde los Nevazos, en la vertiente sur del Torcal y baja, por el Peñón del Negro, la Huerta de Loja y Casablanca, hasta Las Mellizas en que se une al río, al Guadalhorce, claro. Sus crecidas, por otoño, temibles; por verano, los estiajes lo convierten en charcas de ranas, entre juncias y adelfas.

Veneran al Cristo de la Sierra, a San Lorenzo y a Madre Petra que fundó casa – entonces se llamaba asilo; ahora, residencia - para acoger a los viejos a los que no quería nadie. Y les dio cobijo y cariño.

Junto a los lavaderos, me encontré con un pastor que por un casual bajaba de la sierra y le pregunté por el arroyo del enfrente. 

-         “El arroyo del Búho”.   

Y de corrido, el hombre siguió hablando y me dijo que se conoce, también, como el arroyo de ‘Pedro López’, por un cortijo que hay allí, “por debajo de las peñas aquellas” - me señaló - ¿lo conoce usted?, y la casa que hay un poco más arriba, ‘Santaella’ y, la otra, de Juan Martín, y la que “asoma por cima de los olivos es la mía y de usted, ¿sabe?”

-         Muchas gracias.

El hombre se tocaba con gorra raída de pana que una vez fue de color verde. Llevaba gabardina y calzaba botas con polainas. Enjuto, ojos grandes y azules, expresivos como quien ha vivido mucho y sabe más de lo que dice a quién quiere y cuando quiere. Tenía fácil la palabra – ‘el agua caída estos días, porque por aquí ha llovido estos días atrás, ¿y por ahí abajo? me preguntó, es un remedión, pero ya viene tarde’.

 

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