sábado, 23 de abril de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La Virgen de la Cabeza

 

              Virgen de la Cabeza, Patrona de Álora

 

23 de abril, sábado. Santa Brigida da el nombre a una ermita pequeña, a las afueras de la ciudad, en la barriada de la Estación. La ermita está junto al camino que lleva desde el pueblo a Los Callejones de la Barca.

Santa Brígida tiene una sola nave, diáfana, y un mural con pinturas al fresco que recuerda la acampada de guerreros en un descanso de la batalla diaria y recorre el frontispicio del Altar Mayor. Hasta ella llegan los aromas de las huertas cercanas o el frescor del río en las madrugadas del verano.

Sabemos que la imagen de la Virgen de la Cabeza se venera en un Cabezo– de donde recibe el nombre - en Sierra Morena, entre las provincias de Ciudad Real y Jaén, en Andújar – desde el siglo XIII, en que se apareció, según la tradición, al pastor de Colomera, Juan Alonso Rivas.

La devoción se extendió por toda España. De siempre fue multitudinaria la asistencia de peregrinos hasta el santuario, a veces con desmanes, y para corregirlos el Rey Carlos III publicó una Pragmática Sanción limitando el número de personas que podían acceder a la romería (la segunda más antigua de España).

No sabemos quién la trajo a Alora, ni cuándo el Concejo de la entonces Villa, la aceptó como Patrona. ¡Sería muy interesante encontrar ese documento!

Su cofradía tiene antigüedad del 6 de diciembre de 1625, según testimonio de Felipe García, que también dice que el ermitaño que cuidaba la ermita en 1644 era Francisco Reina.

En 1656, su Hermano Mayor es Alonso Ruiz de la Cueva. En 1715, Antonio Cuenca, su ermitaño. En 1777, Pedro Díaz Castro deja en su testamento una arroba de aceite y dos libras de cera…
En el XVIII, Francisco Martínez Primo, el tallista que doró el retablo de la Encarnación, dejó dinero para misas y tres arrobas de aceite.

La imagen primitiva la destruyeron en los desgraciados sucesos de la Guerra Civil. La imagen actual es de José Navas-Parejo, sufragada por doña Isabel Ríos.  La Hermandad ha tenido momentos esplendorosos alternando con otros más bajos. Ahora experimenta un resurgimiento de manos de gente muy joven.

El devenir socioeconómico ha influido de manera negativa en la barrida de la Estación que ha perdido población y parte de la pujanza de otros tiempos. Hoy sus vecinos se acogen al fervor hacia la Virgen como lazo de unión y recuerdo.

 

 

 

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