jueves, 28 de abril de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Una mañana cualquiera


     

        Avenida Cervantes. Álora (Málaga)

 

28 de abril, jueves. La mañana se alarga. El cielo, pespunteado de nubes. Hay poca gente por la calle. Casi todos suben y bajan por la misma acera. En la puerta del banco un grupo de personas se da la vez conforme vienen llegando otros usuarios. El servicio muy deficiente y desconsiderado, tiene a gente de diferentes edades de pie, en plena calle, agolpados a la espera de su turno para ser atendidos.

Suena el cierre metálico de una persiana de corredera. Comienzan a abrir los comercios. Antes que éste abrió la tienda de productos estéticos… Poco a poco hay una sinfonía de ruidos metálicos. Anuncian que el comercio toma la actividad y abre sus puertas.

La tienda de enfrente se dedica a servicios de agricultura y floristería. La chica que la atiende, ha sacado un carrito con bandejas llenas de macetas: yerbabuena, gitanillas, geranios, claveles y rosales y otras flores que desconozco sus nombres…

Los bares de la avenida abrieron muy tempano. Unos, antes que otros. Normal. Han puesto las mesas en la terraza. Unos extranjeros toman asiento. Son asiduos cada mañana. Consumen. A esas horas tempraneras son desayunos convencionales. Un bollo de pan con aceite o alguna otra cosa y un café humeante.  En mi pueblo, por mor de las levaduras o vaya usted a saber por qué, cada día está más malo el pan, claro que otros no tendrán ni eso.  Sube un murmullo sordo. A veces, alguna voz sobresale de las otras y se impone…

Se oye – calle abajo- la marcha de los coches. En esta avenida hay una sola dirección de tránsito de vehículos. Van lentos, los motores silenciosos. El silbato del aparcacoches que viste con un chaleco sin mangas de color amarillo limón, suena de manera intermitente para indicar a los conductores donde quedan huecos libres. Algunas veces es su propia voz la que sobresale.

Ha pasado un grupo de turistas. El autobús ha debido dejarlos en las afueras y ahora inician su visita. Miran a los lados con cara de curiosos Dentro del grupo, forman entre ellos pequeñas islas agrupadas. Marca la ruta – es la guía – una chica joven, relativamente joven con calzado deportivo y un paraguas de colores azules, blancos y rojos. El grupo sigue a la chica del paraguas que lleva un andar vivo. Eso hace que se estire el grupo.

 

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