Avenida Cervantes. Álora (Málaga)
28 de
abril, jueves. La mañana se alarga. El cielo, pespunteado de
nubes. Hay poca gente por la calle. Casi todos suben y bajan por la misma
acera. En la puerta del banco un grupo de personas se da la vez conforme vienen
llegando otros usuarios. El servicio muy deficiente y desconsiderado, tiene a
gente de diferentes edades de pie, en plena calle, agolpados a la espera de su
turno para ser atendidos.
Suena el cierre metálico de una
persiana de corredera. Comienzan a abrir los comercios. Antes que éste abrió la
tienda de productos estéticos… Poco a poco hay una sinfonía de ruidos
metálicos. Anuncian que el comercio toma la actividad y abre sus puertas.
La tienda de enfrente se dedica
a servicios de agricultura y floristería. La chica que la atiende, ha sacado un
carrito con bandejas llenas de macetas: yerbabuena, gitanillas, geranios,
claveles y rosales y otras flores que desconozco sus nombres…
Los bares de la avenida
abrieron muy tempano. Unos, antes que otros. Normal. Han puesto las mesas en la
terraza. Unos extranjeros toman asiento. Son asiduos cada mañana. Consumen. A
esas horas tempraneras son desayunos convencionales. Un bollo de pan con aceite
o alguna otra cosa y un café humeante.
En mi pueblo, por mor de las levaduras o vaya usted a saber por qué,
cada día está más malo el pan, claro que otros no tendrán ni eso. Sube un murmullo sordo. A veces, alguna voz
sobresale de las otras y se impone…
Se oye – calle abajo- la marcha
de los coches. En esta avenida hay una sola dirección de tránsito de vehículos.
Van lentos, los motores silenciosos. El silbato del aparcacoches que viste con
un chaleco sin mangas de color amarillo limón, suena de manera intermitente
para indicar a los conductores donde quedan huecos libres. Algunas veces es su
propia voz la que sobresale.
Ha pasado un grupo de turistas.
El autobús ha debido dejarlos en las afueras y ahora inician su visita. Miran a
los lados con cara de curiosos Dentro del grupo, forman entre ellos pequeñas
islas agrupadas. Marca la ruta – es la guía – una chica joven, relativamente
joven con calzado deportivo y un paraguas de colores azules, blancos y rojos.
El grupo sigue a la chica del paraguas que lleva un andar vivo. Eso hace que se
estire el grupo.
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