Había, cuando yo era niño, un
chinero en casa de mi madre. Bueno, para ser exactos, dos. Ocupaban el testero,
al fondo del salón, a ambos lados de la litografía grande del Corazón de Jesús
que estaba el centro. Sigue, también,
allí la chimenea que no se encendía
nunca porque hacía mucho humo.
Los chineros eran dos alacenas
con poca profundidad. Estaban protegidas por hojas acristaladas y cerrados con
llave. Los niños veíamos las piezas pero no podíamos tocarlas porque eran
frágiles, tan frágiles que ‘hasta pueden darles un aire y se rompen’.
Allí se ‘encerraban’ piezas de
cristalerías, algunas con filigranas bordadas, preciosas que imitaban flores, porcelanas más o menos - más bien menos – valiosas en cuanto al
valor material pero no en el afectivo. La vajilla, contenía un montón de
piezas; platos hondos, llanos, otros que decían que eran de postre; una cafetera con un pitorro muy largo y una
sopera con la tapadera ribeteada.
Se estancaban varios juegos (al
menos así los llamaban) de café, con una jarrita para la leche y un azucarero
con una pirindola para levantar la tapadera; unos servicios de té (uno era
colorado intenso y tenía los bordes dorados.
Le daba un aspecto oriental y diferente); otros, blancos, y las figurillas como de marrón desleído y
suave.
Los chineros no se abría nunca.
Mejor, casi nunca. Solo cuando se hacía una limpieza a fondo en la casa.
Entonces, con sumo cuidado, se desmotaban las piezas que, generalmente, para
aprovechar el poco espacio estaban unas sobre otras o justo al lado, se sacaban
y se ponían sobre la mesa larga del comedor.
Mi madre, extendía un paño blanco sobre
el que las depositaba para evitar dañarlas. El cuidado para moverlas era
extremo. Casi siempre se rompía alguna y entonces la contradicción y el
disgusto era grande.
Los chineros, desde que se fue
mi madre, siguen allí impávidos. Una leve capa de polvo, filtrada por las
rendijas de las portezuelas se ha acumulado sobre platos, copas, vidrios,
figurillas… Esta mañana me acerqué a buscar un libro. La casa sigue cerrada y
yo he tenido un nudo en la garganta durante un rato largo. Se humedecieron los
ojos y flotó una pregunta sin respuesta….
No hay comentarios:
Publicar un comentario