Recuerden una hora: ocho de la
tarde. Un día, 18 de enero, viernes, 2019. Un lugar. Sala de Exposiciones de
Cancula (Álora). Un acto: inauguración de una exposición de fotografías. Un
autor: Felipe Aranda Ávila…
Felipe es el notario gráfico de
Álora. Con su máquina, en un principio muy humilde como todo el que comienza, y
luego, con la técnica incorporada, ha sabido parar el tiempo. Ahora lo ha
fijado en el papel, le ha puesto un marco, lo ha colgado en pared y lo expone –
con la ayuda de la Concejalía de Cultura bajo la batuta de Sonia Ramos - para
cuantos quieran ver cómo éramos entonces y cómo hemos ido cambiando con el paso
de los días.
Paisajes, paisanajes, la casa
que ya no está, el niño que vendía felicidad porque con una guita y un pato era
todo lo que necesitaba para regalar una sonrisa, o lo que es lo mismo, el alma
grande y limpia que tienen las almas de los niños. Felipe pasaba por allí, lo
recogió y ahora lo muestra para deleite del espectador.
Su obra es un paseo por la
antropología. Un ir por el camino que todos andamos pero que solo muestra sus
peculiaridades a quien quiera pararse. En su obra se recogen rincones
escondidos, puestas de sol o nocturnos de calles con misterios, amaneceres
largos… La llamada totémica que congrega al pueblo, a todo el pueblo, en los
momentos puntuales.
El fotógrafo lo tuvo difícil siempre. Una
infancia dura, una juventud de superación constante y un paso por un abanico de
profesiones que dejaron una impronta hasta que encontró despertar la vocación
que dormitaba y pedía paso. Ahora ya en la plenitud lo ha sacado de ese lugar
donde se suelen guardar las cosas únicas y no se lo ha guardado para sí mismo
sino que lo expone para quien quiera disfrutarlo.
Todos los pueblos tienen su
pequeña intra historia que es más grande cuanto más se la conoce. No siempre
hay quien recoge el apunte, en este caso gráfico, del devenir de cada día y atrapa
el destello oportuno porque el artista mira de otra manera, es decir, ve eso
que todos miramos pero solo él encuentra lo que es diferente.
Felipe nació en la calle
Barranco. Es decir, en el barrio más castizo y con más personalidad de Álora.
Su obra tiene mucho de ese albaicín misterioso y mágico… La muestra no va a
pasar indiferente; al tiempo.
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