Hay que subir al Castillo de
las Torres. No sabemos quién da nombre a quién, si el castillo al promontorio,
o al revés. Tiene una cosa cierta. Es la cumbre desde donde se divisa lo que la
mente es capaz de soñar.
Se asciende por tres caminos:
Calle Carril, Postigo –que se empina para ver mejor el campanario - o Calle Ancha. Antes, hay que cruzar la Plaza Baja de la Despedía.
Alguien diría que tiene las dimensiones de una plaza mayor. Se queda corto. Es
eso y algo más.
Cuadrada, al norte, el soberbio
templo de la Encarnación; a sol poniente, el Mirador de Cervantes (porque don
Miguel estuvo por estas tierras); al sur, el chorreo de casas que baja desde el
Barranco – albaicín blanco y embrujado –
hasta la misma solería de la plaza. A sol naciente, la calle Toro. Luego, un
poco más allá, ahí, es donde arranca la del Carril…
La calle Ancha dicen que era la
principal. Se subía ‘oficialmente’ al castillo. Por ella ascendió en Martes
Santo de 1624, el rey Felipe IV. Iba camino de Antequera, pernoctó… Antes, en
la antigua parroquia de las Torres se cantó un Te Deum; luego, se ofreció un
banquete. Las crónicas dicen que ‘sobró de todo y bastante’. El Concejo gastó
lo que no tenía…
La calle Postigo aparece en el libro del Repartimiento. Es, por
tanto, la más antigua. Quebrada, empinada. Dicen que su origen se debe al ‘postigo abierto en el adarve’, o
sea, la puerta de servicio por donde se mandaba la gente de la fortaleza. Desde
un recodo el campanario de la Encarnación…
La Calle Carril, arranca en la
misma Calle Toro, a la derecha. Al principio, edificada en ambas aceras; luego,
cuando sale a campo abierto, se pierden las casas. Es un borde de la muralla –casi
toda desaparecida – del castillo y de algunas torres albarranas. Por la parte
izquierda el precipicio, el vacie sobre el terraplén, y el miedo de no ser por
el murete protector.
Ahora construyen un mirador. Está en la última
curva. Cuando la obra esté terminada el lugar de observatorio será un punto
excepcional para ver, enfrente, casi al alcance de la vista, el Cerro del
Calvario y en la lejanía el Torcal, y abajo, la vega y el río que se va camino
del mar…
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