El Folcore – sabiduría del
pueblo – recoge el sentir de los lugares más dispersos. Es rico en la montaña
de Asturias, Castilla, tierras de Levante, en el Sur, o en las mismísimas Islas
Canarias. Encomiable la labor de Los Sabandeños.
Hoy, por diversas causas, mola
poco. A pesar del esfuerzo (el primero lo hizo una institución del franquismo,
la Sección Femenina); después, muchísimos grupos. Unos con tintes políticos;
otros, guiados simplemente por amor a lo que era propio.
A bote pronto me vienen
cantautores, algunos, en solitarios: Joaquín Díaz, Pablo Ibáñez, Labordeta,
Pablo Guerrero…; en grupo, Nuevo Mester, Jarcha, Nuestra Tierra, Milladoiro...
Una amplia nómina, a caballo entre el folclore y la creación propia: Joan
Manuel Serrat, Victor Manuel, Sabina, Krahe, Aute, Ismael Serrano…
Los arrieros y los pastores trashumantes,
los difusores. En las noches largas de invierno en las posadas del camino la
gente cantaba y exponía lo que llevaba dentro. En Frailes, cerca de Valdepeñas
de Jaén, he encontrado muestras del folclore de Málaga que fue de la mano de
los pescaderos. Lo llevaron por aquellas
tierras en los cujones de los serones de las recuas de bestias en convivencia
con las salazones. Algo parecido, en la Sierra de Alcaraz y en tierras manchegas…
En Extremadura la
Trashumancia lo movió en el zurrón de
los pastores. De León bajó, y pasó por
las estribaciones del Sistema Central.
Se adentró en Portugal por Las
Hurdes y Sierras de Gata y la Estrella. Llegó hasta la misma Sierra de Huelva.
En Encinasola, además de la devoción a
la Virgen de Roca-Amador – de Francia, a León; de allí, a Andalucía – se
muestra en la manera peculiar de su habla que los diferencia del resto de la
Sierra…
Las letras de las canciones tienen variantes. Igual ocurre en la
gastronomía, en el comportamiento en el cortejo, en el bautismo, en la boda, o
ante la muerte. En cada sitio le dan su pellizco en el tono, en el traje, o incluso en el mensaje.
Del folclore leonés, entresaco:
Esta noche ha llovido / mañana hay barro./Pobre
del carretero / que va con carro. Una variante, en los dos versos finales, los
cambia por: (…) cuatro pares de mulas /
lleva mi carro. Y otra, de Castañar de Ibor: (…) cuatro pares de mulas, cuatro
esquiroles / cuatro días que robar corazones…
Folclore, riqueza y sabiduría
del pueblo…
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