Calor tórrido. 45º a la sombra;
mes de julio. Bailén en las puertas de entrada de Andalucía, salvado Despeñaperros,
principios del siglo XIX. Guerra de la Independencia donde se enfrentan dos
ejércitos. Uno lo manda el general
francés Dupont, algo más de veinte mil hombres; el otro, bajo el mando del
español, general Castaños. No llegan a los veinte mil. Entre ellos Teodoro
Reding.
Dicen las crónicas que el calor
era agobiante. Los mandos se veían superados para contener a los hombres que
buscaban agua para saciar la sed en acequias, pozos o arroyos. En la cañada de
la Incosa está el pozo de Don Nicolás o ‘Noria del Sordo’…
Cuando el mito supera la
realidad nace la leyenda. Se llamaba María Bellido apodada “la culiancha’, natural
de Porcuna. Dicen que estuvo casada con
Luis Domingo, vecino de Bailén propietario de un olivar en las ‘Cuestas del
molino’. Al igual que otras muchas
mujeres, - no existía entonces
las Intendencia - acude como aguadora a socorrer a los soldados….
En la estrategia de la batalla,
Reding se retira hacia Menjíbar…. No se sabe con exactitud el lugar, al parecer
a un lugar donde había una era en las
cercanías de un camino. Cuentan que una bala perdida rompe la vasija de barro en
la que María ofrecía agua al general. María no se inmuta; el general, tampoco.
En los restos de barro que quedan bebe Reding. En ese momento corre entre la
tropa la noticia que valora y mitifica el valor de una y la serenidad del otro.
Luego, cuando los
historiadores, o sea los que hurgan en los papeles viejos buscan entre los documentos
aparecen una serie de interrogantes que incluso llegan a cuestionar la
verosimilitud del hecho. Dicen que en los archivos de Porcuna no aparece nadie
con ese nombre y apellido y que era originario de otro lugar. La duda va más
allá e incluso tiran la honorabilidad de la mujer a la que confunden con otra catalogada como
de “vida fácil” amancebada con Juan Casado (preso en Jaén, leva de vagos 1787).
Entre su posible nombre
figuran: María Inés Juliana Bellido Vallejo;
María Luisa Bellido; María Paula Bellido Ballejos… Sea cual fuere su
nombre hay un hecho cierto: era una de las nuestras.
Fuente: Manuel López Pérez.
Boletín del Instituto de Estudios Gienneses. 1978
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