miércoles, 23 de enero de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. No está de moda





Se llamaba Juan María Bautista Vianney. Nació en Dardilly, entre Lyon y los Alpes. Hijo de gente del campo; su padre y su madre, pobres – casi normal – campesinos. Tercero, de seis hermanos y torpe, muy torpe. Era incapaz de recordar por la tarde lo que había estudiado y memorizado por la mañana. 
Murió con 73 años. En agosto se cumplirán 233 de su fallecimiento.

De niño va a la escuela del pueblo. Le cuesta aprender; de joven, pegado al cura de la parroquia comienza a despertar su vocación. Quiere ser cura. En el seminario se abre camino a duras penas. Le ayuda Marcelino Champagnat – luego, años después, fundador de Los Maristas – y Matthias Loras, más tarde obispo de Dubuque…



Ordenado por misericordia, lo mandan de cura a un pueblecito  - aldea que no llega a los trescientos habitantes – en la campiña. Ahí aparece el otro hombre. Renuncia a las paupérrimas comodidades que le ofrece la casa que habita el cura. Regala el colchón a un mendigo, duerme sobre el suelo; tiene por enseres una mesa, una sartén, una mesa vieja y una silla… No come apenas; casi no duerme. Horas y horas de oración.  Comienza a extenderse entre la gente que el cura, es ‘otro tipo de cura’.

Su capacidad para escuchar; saber qué es una cosa qué es otra; y, la humildad hace que la gente comience a acudir ante él. El confesonario  - prácticamente lo vive todo el día – es el lugar donde él transmite. Administra el Sacramento de la penitencia y da consuelo humano a quien llega.

Su vida, pura mortificación. Ars deja de ser Ars. Acude la gente en masa. Todas las clases sociales y de todos sitios. Sabe discernir quién es quién.  A todos, por igual salvo a los enfermos; tienen preferencia.

 Su vida es vida de oración y sacrificio. Eso, no está de moda. Ese mensaje hoy no vende… Está plagada de anécdotas. Una viuda acude atribulada. Su marido se ha arrojado a un río. Entre la multitud, el cura se dirige a ella: “entre el puente y el río hay un trecho…”


Después de él, pues eso... Ars no tiene ya nada que ver… Hoy me ha dado por escribir sobre este hombre. A veces a uno se le ocurren unas cosas…

Fuente: El cura de Ars. Bruce Marshall.

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