lunes, 21 de noviembre de 2016

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Ella

Pasó con pasos de luna. Sin sentirse; sin casi dejar huella con ese silencio que siempre llevan consigo, a hurtadillas,  las cosas bellas, y cuando se abrió paso la luz del día, entonces, solo entonces, había por la calle una estela de ella. Era tan mínima, tan pequeña… Supimos que había pasado tan sutil, tan ligera que nos dejó un suspiro perdido de deseo.

A media mañana sonó el teléfono. Era el Maestro Barbeito. Preguntaba, se interesaba con tanto interés como teníamos todos… Nada, maestro; nada. ¿Cómo es posible? Lo es Maestro, lo es; pero nada.

Luego, cuando el mediodía llegó a esa hora en que la luz no sabe para dónde dirigir las sombras, entonces sí; entonces, se dejó sentir. Todo era bruma en el horizonte; todos los puertos tomados. Un cielo de plumas sucias de ángeles que volvían del recreo y que se habían revolcado en las arenas de la orilla de una mar de otoño.

Los granados han echado mano a su ropero de las grandes ocasiones; han sacado las mejores galas. Se han vestido esta mañana con trajes de oro viejo y los mirlos han buscado ramas de mejor cobijo porque el ritmo del tiempo ha dejado sin pámpanos las parras y sin hojas las higueras de la huerta, y…

Y todo se quedó quieto, en calma, como esa calma que dicen que se asentaba en los mares cuando los barcos de vela buscaban en tierras de muy lejos esas cosas de olores y sabores que llamamos especias. Y, todo estaba en postura de recibimiento.

Las sementeras encierran en su secreto la vida. Romperán en manto verde y, luego, en campos ondulados por una mano invisible que le dan un murmullo de brisas de abril y, cuando apriete la calor y encañen y granen en espigas de oro serán Hostia Sagrada, Cuerpo de Dios.


Y, ahora, cuando la tarde dice que se va el día, escribo y llevo palabras engarzadas en un collar de… Hay  un repiqueteo de gotas en los cristales. Escriben notas en el pentagrama de cinco canales. Es una música única, especial, distinta. Permíteme, Maestro, que entorne los ojos, y haga mío lo tuyo “porque Dios está tocando el arpa de la lluvia”

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