viernes, 25 de noviembre de 2016

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Taborochi

En la botánica lo han bautizado con diferentes nombres: palo borracho, árbol de la lana,  árbol botella, palo rosado, samohou, o el que he utilizado para titular el artículo de hoy: taborochi. Es oriundo de las tierras que están por encima o por debajo del trópico, depende del hemisferio. Es decir, tierras cálidas. Ni mucho frío ni mucho calor.

Viene América. Nordeste de Brasil, Paraguay y Argentina. Se extendió por el sur de Europa. Alcanza hasta los doce metros de altura y es pariente lejano del baobab africano De su pulpa se saca una bebida utilizada por las poblaciones indígenas de algunos lugares de Perú, Ecuador y Bolivia.

El ejemplar que Marilina nos aporta está al comienzo de la Avenida Picasso, - ¿será una paleta olvidada por genio?- en Álora, conforme se baja hacia el Centro de  Salud, y a tiro de vista de la Fuente de la Manía, en el arranque de la avenida conforme se va hacia El Chorro.

Dicen los que saben que tiene un troco abultado por su mediación, lleno de púas, que es un árbol de hoja caduca y que tiene flores de dos colores o blancas o rosáceas. Imitan un poco a la flor del ibiscus y su corteza, muy verde, le ayuda a realizar la función clorofílica en su tiempo de reposo sin hojas.
En algún lugar he leído que en Málaga es el único lugar de España donde obsequia, al igual que la Jacarandá,  con dos floraciones al año: primavera y otoño. Ésta, de otoño es preciosa. Se ha tocado con la sutileza propia de las cosas muy sencillas y muy bellas.

En sus ramas hay un punteo de violines como escapados de una obra de Grieg; un silbo de viento acurrucado entre sus pétalos; una llamada a la sensilidad; un saludo con pañuelos de colores a los pájaros que pasan, en vuelo alto, camino de sus migraciones…


Lo veo cada mañana, ahora, en plena floración: Me pregunto si sus flores son mariposas de colores que cansadas de deambular por el aire decidieron pasar la noche en sus ramas y, al amanecer, en una asamblea de silencio, decidieron que ésta era su estación término y que aquí ponían fin a su andar por los caminos de las fantasías… para gozo y delicia de otros caminantes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario