lunes, 28 de noviembre de 2016

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Demasiados

La noticia del periódico da una cifra escalofriante. Cuarenta mil personas ‘viven’ – es un decir, claro – en la calle. Demasiados. Todos juntos formarían una ciudad de consideración.
Cuarenta mil personas tienen por hogar un banco del parque, los bajos de un edificio abandonado, una bocana en desuso, un escalón cualquiera, o vaya usted a saber dónde se guarecen como animales abandonados y desorientados.

Adrede he usado la palabra animal. ¿Podemos sentir sentimientos positivos hacia otros seres de la naturaleza y no hacia nuestros semejantes? ¿De verdad que los hemos relegado a ese lugar donde casi ni llega la conmiseración?

La cosa no queda ahí. Las organizaciones altruistas denuncian que hay más de tres millones y medio que viven en hogares inseguros. Hay más: sobre cinco millones, poco más o menos, en chabolas…
La noticia, sobrecogedora. Culpar a las clases dirigentes puede ser acertado. También es  lo más fácil sobre todo cuando la conducta de uno llega poco más allá de devolver el saludo de un ‘buenos días’ o de dejar unas monedas sobre la mano que la pide.

Hay, en este colectivo, gente de todas las condiciones sociales. Cuando se hurga en sus vidas se ven causas que sencillamente podrían haber venido para nosotros pero, miren por dónde, cuando se acercaban, esa mano que llamamos destino, las pasó a la acera de enfrente y, siguieron de largo por la calle.

Sus almas fueron mariposas libres. Están atrapadas por los alfileres de una sociedad entomóloga y acaparadora de egoísmo. Piden la oportunidad de un segundo vuelo. ¿Se lo negamos?
Se acercan meses tremendos en la meteorología. Vendrán nieves, heladas de madrugada, lluvia y frío, mucho frío. Quizá algunas de ellas serán noticias en el periódico cuando informen que ‘un indigente murió a causa de la ola de frio’…


Vienen, también, días de música – cuánto más ruido, más felicidad – consumos, escaparates donde ya no caben más productos; muchos peces en el río y reyes por arenas que siguen una estrella…Otras personas tienen en el olvido la estrella y la espereza de un cambio en sus vidas. La perdieron; no la encuentran. Hoy la poesía de la vida viene marcada así. Ustedes, perdonen.

Resultado de imagen de mariposas de colores

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