viernes, 18 de noviembre de 2016

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El mapa

Don José Oropesa tenía colgado en la pared un mapa de hule. El mapa decía que Barcelona estaba en la misma orilla del mar de Málaga pero muy lejos. En Primero, del Bachillerato de entonces, estudiábamos con don Emilio Mandly las comarcas de España. El libro enseñaba que Barcelona estaba en el ‘Maresme’ y que, también, estaba muy lejos.

Don Hilarión, de quien en aquel tiempo yo no tenía ni idea, cantaba en la Verbena de la Paloma aquello de “hoy las ciencias que es una barbaridad”, y lo repetía: “una barbaridad”.

El tren no cruza mapas de hule ni comarcas de  libros descatalogados. El tren, el AVE – que sí que es ciencia – une Barcelona con Málaga en poco menos de seis horas. En tanta distancia recuerdo aquellas paradas del tranvía de Huelín. Aquí más distantes y con otros nombres: Camp de Tarragona, Lleida-Pirineus, Zaragoza, Ciudad Real, Córdoba, Puente Genil-Herrera, Antequera- Santa Ana y a su templo, o sea Málaga.

La estación de Sant era un hormiguero. Tableros electrónicos anuncian salidas para Madrid-Atocha, Sevilla, Irun, Bilbao, Villafranca, Pamplona… Todo es gente que va y viene, todo es megafonía ensordecedora y mensajes en todos los códigos posibles…

El tren sale puntalmente. Arrancas suave. Toma velocidad. Sale a campo abierto;  ciudad se aleja – por la velocidad – en el espacio. Todo está ya tan lejos que parece que están ahí quietos; no muestran toda la vida que llevan dentro.

En Camp de Tarragona no baja nadie; sube gente. Frutales alineados viñedos, masías, pinares, túneles. En Lleida-Pirineus se completa el vagón, un equipo de deportistas uniformados, una chica de ébano, varias parejas de personas mayores, un hombre solo…

Pasado el Cinca, Los Monegros. Por la hora debemos estar ya en latitud Oeste. El sol muy bajo; la tierra muy pobre. Velocidad del tren 3992 con destino a Málaga-María Zambrano, 301 km/h. todo pasa muy deprisa en la cercanía; al fondo, la cadena de montañas recorta el horizonte.


El crepúsculo precioso. Cielo rojizo, entelerañado. Salimos de Zaragoza; casi ha oscurecido. Cruzamos la Ibérica; noche cerrada… A lo lejos, las luces sitúan a los pueblos. Bordeamos Guadalajara; en la lejanía Madrid es un ascua de luz. Atravesamos Sierra Morena. El ruido anuncia la entrada en un túnel… El mapa de hule es un recuerdo.

Resultado de imagen de río cinca

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