Otto Preminger era miembro de una familia judía
oriunda de Ucrania. Su vida, acomodada, y sin grandes problemas se desarrolla
entre Viena y Berlín. Su pasión – la abogacía es la profesión de la familia, no
le llena –, el teatro. Otto era un muchacho de ojos saltones, agraciado de
físico y de gran estatura.
Siente la llamada del cine. Viaja, en tren, de Viena a París; de París a Le Havre. Va en
compañía de Sam Spiegel. Allí toman el Normadía….
El Normandía llega al puerto de Nueva
York el 25 de octubre de 1925.
En 1954, su filmografía está marcada por River of no return. La llamaron,
también, ‘Almas perdidas, en
Argentina y ‘Almas rebeldes”, en
Venezuela. La crítica – eso, lo he
sabido muchos años después, dijo que Otto Preminger pudo haberle sacado más
partido.
Un luchador curtido (Robert Michun) llega a un
poblado minero. Busca a su hijo al que ha cuidado la cantante del salón
(Marilyn Monroe). Ella, también, huye de su destino que se presenta en la figura
de un jugador profesional.
Bajan, en una balsa, por un río de aguas claras y
cristalinas. Comienza a nacer el amor. Los persiguen los indios. Todo lo
anterior, viene aquí porque uno se documenta para contar las cosas; lo de río
de aguas claras es una imagen que no se ha borrado a pesar del tiempo que ha
pasado.
El peligro del ataque de los indios, enorme. Aguas
bravas, encrespadas. Salpica y baña a los tres sobre los palos entrelazados.
Para gobierno solo disponen de un vara larga, la pierden. Todo va a la
deriva...
Yo tendría diez u once años. Debió ser en 1957 o
1958. Recuerdo el calor del vaho caliente en el cine de mi pueblo. Era el día
de Todos los Santos. Aquel día (la
función, por la tarde noche) mi tío
Ezequiel nos había llevado al cine, a mis primos y a mí… Hay que saber que en
mi casa no había para ir al cine, ni yo tenía a nadie –¡maldito luto de pueblo!
– que me llevase…Hay cosas de niño que no se borran nunca.
En estos dias, en que solemos recordar a los que se fueron, vuelves a mi memoria, bellos recuerdos perdidos en el tiempo. Año 58, cine del Camino Nuevo, siete de la tarde.....
ResponderEliminarComo decía G.Sand, el recuerdo es el perfume del alma. Gracias.