miércoles, 16 de noviembre de 2016

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Encuentro

                                                ENCUENTRO

Avenida de la Diagonal 471. Restaurante de menú barato y carta plastificada. Mediodía de otoño, ventoso y frío.  Algunas nubes se columbran por el cielo azul que asoma por encima de las copas de los árboles. Tráfico intenso;  normal, en el sitio y la hora.

Entro. Me asignan mesa. Casi la comparto – por la proximidad – con una señora mayor. Está sola. Lee el suplemento de ‘El País’. Nos deseamos buen provecho. Arranca la conversación ¿El motivo? La pregunta ante lo que tiene el plato. ¿Cómo está el codillo?

Me dejo aconsejar por ella. Es comensal diaria en la casa. Calidad y precio…, acordes. Lleva razón. Todo muy masificado;  no deja de entrar gente. ¿Ve? Mucha de esta gente trabaja aquí, en La Vanguardia. (El Grupo Godó tiene un edificio soberbio justo al lado, en la esquina de la Diagonal con la Plaza Francesc Macià)…

Hablamos de Gaudí, de Picasso y de Josep Pla. Le digo que he leído mucho de su obra… ¿Sabe? me pregunta qué… Le digo algunas cosas que conoce casi todo el mundo. ¿Por qué cree usted que era tan introvertido? No sé… Porque - me dice -  era homosexual y lo ocultaba. Me encojo de hombros. Yo le admiro: era un bicho escribiendo,  su vida privada,  pues ya ve, como que no…

Hablamos de Mariano Fortuny. Me pregunta si conozco su casa de Sitges. Le digo que no. Vaya a verla. No se la pierda. El paisaje, único. Mejor que su obra, porque donde realmente era bueno Fortuny – Mariano Fortuny y Madrazo – era como diseñador de telas y vestidos…

Hablamos del Modernismo. De lo que Barcelona supuso como entrada de Cultura (con mayúsculas) desde Europa a España. Por aquí, se reafirma, porque es la distancia más corta entre Roma y la Península, entró todo lo que Roma nos aportó. Me lo manifiesta convencida… No le discuto. En mi interior recuerdo que de Itálica salieron dos Emperadores. Uno se llamó Adriano; el otro, Trajano; Séneca, cordobés…


Nos despedimos. Una catalana a la que no conozco de nada me da su dirección y su teléfono. Correspondo; le doy la mía. Cuando se ha alejado me pregunto ¿quiénes levantan los muros entre los hombres? ¿Ustedes tienen la respuesta?




1 comentario:

  1. Los muros son vallas de autodefensa para no ceder a la voluntad del projimo. Solo los elegidos reconocen sus limitaciones y eliminan los muros.

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