Baba Vanga era una ciega y sorda. La ceguera se la
ocasionó una tormenta cuando niña. Baba Vanga murió antes de finalizar el siglo
XX. El once de agosto de 1996. Vivió en Rupite, en los montes Kozhuh, en los
Balcanes, en la Macedonia búlgara.
La mujer tenía un poder especial. Anunció la muerte
de Stalin, el fin del Imperio Soviético, el ataque a las torres gemelas, la
llegada de Obama a la Casa Blanca y, para el año que empezamos, el empuje de
una guerra desde el mundo islámico. Dice, el periódico, también, que hay mucha leyenda en torno a su
figura.
No predijo que la cabeza del ‘bautista’ - Mas - se
servía, esta tarde de enero, en bandeja de desfenestración ni la subida
política del alcalde de Gerona. Se apellida Puigdemont (¿en traducción libre,
pico de monte?). Desde ya, presidente catalán. ¡Cosas!
Rupite, es la ciudad donde vivió – cuando contrajo
matrimonio se llamó Vangelia – Baba. El pueblo recogido el influjo económico
generado por su figura. Muchos peregrinos acudían a ella. Construyó una iglesia
discordante con los cánones de la religión ortodoxa. Esos son otros cantares.
Por sus cercanías corre el río Struma, frontera
entre Macedonia y Tracia en la época de Filipo II de Macedonia, hoy un
desconocido, de no haber sido por su hijo: Alejandro Magno, una de las figuras
míticas de la Historia, educado por Aristóteles y conquistador de un imperio enorme.
El río fue recogido por la mitología griega; el río
llevó y trajo leyendas. Algunas enigmáticas como las anunciadas por Baba Vanga.
Por ese arte de birlibirloque con que nacen algunos personajes hoy hablamos de
ella y de esas cosas que dijo que pasarían; algunas pasaron.
Hasta hace nada de Bulgaria sabíamos poquísimo.
Sofía es su capital. Su nombre bellísimo (Sofía significa Sabiduría). Bulgaria
ha abierto redes para captar turistas que prueben su vino (dicen los que lo han
bebido que algo rasposo pero muy bueno) y el perfume de sus rosas.
De Bulgaria, del CSKA llegó, también, hace unos años
un futbolista excepcional. Se llamó Hristo Stoichkov. Jugó en el Barcelona. Todo coraje, se pegaba hasta con su
sombra. Desde hace muy poco tiempo, Miro ha abierto un bar frente de mi casa. Tiene
pinta - el bar; no, Miro - de buena
gente. Yo tomo café allí muchas mañanas…
En muchas partes, existen personajes con grandes leyendas: Con grandes verdades y algunos otros rumores, que con el tiempo pueden pasar a convertirse en reales verdades. Pero no por eso, hay que ponerlo todo en duda.
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