La luna - la clarividencia de algunos, también - está en cuarto menguante. Todo el mundo sabe
que la luna tiene cuatro fases. Su ciclo dura veintiocho días; su influencia, enorme: en la vida de los seres
humanos, en la siembra de bulbos, en las mareas…
En la menguante de enero se podan las parras, los
ciruelos, los rosales, los granados, los jazmines…Estoy en ello. La menguante
de enero, además, es vital para la siembra de los ajos. Lo avisa el refrán:
“Tantos días tiene enero como ajos pierde el ajero”.
Con este tiempo tan duro las parras ya apuntan en
las yemas; reventonas, prietas. No se puede perder ni un solo día. No sé cómo
se las arreglan en La Rioja o en La Mancha con tanta viña. A lo peor, allí, no
hacen caso a los refranes…
Amaneció un cielo limpio y azul. Cambió el aire a
Poniente. Al mediodía aparecieron unas nubecillas por la parte de Los
Cortigüelos y Alcaparaín. Se entoldó la sierra. El cielo se puso precioso. Eran
nubes de agua. Venían cargadas. Dicen que es el anticipo para lo que vendrá dentro
de unos días. En el campo esperamos el agua con verdadera necesidad.
El carbonero macho – el pajarito del agua – es un
pajarillo de pluma poco vistosa. Tiene la cabeza tocada con pluma negra,
bufanda blanca y el cuerpo grisáceo; la hembra es hermosísima: su pluma, muy
llamativa; alterna los verdes y amarillos. Su cuerpo pequeño es un mosaico de
colores.
Los que saben dicen que solo el macho es el que
canta. La gente del campo cree que responde siempre a la pregunta: “pajarito
del agua, ¿va a llover?” Y según hace, luego el tiempo, se dice que dijo: “sí,
señor, sí señor” A veces, es como que no… Cosas que pasan.
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