En las noches de enero aúllan los lobos en las
sierras inhóspitas. Se llaman entre sí. Convocan, en aquelarre, a la manada. Se
van de caza. Delante el líder: los cachorros, en su sitio. Buscan apriscos de
ovejas; cabras perdidas; terneros solitarios. Luchan a dentelladas con los
mastines. Son noches de leyendas oscuras que asustan a los niños.
Hay ruido de otras dentelladas. Los políticos aspiran
al sillón. Sacan los dientes de la palabra y la ofensa, con una fuerza que
asusta. ¡Dios, que apetencia de servicio al pueblo! Que no lo dude nadie. No
buscan sus intereses; no, no. Están para servir al pueblo. Vayamos a ser mal
pensados.
Media España tirita por frío. Hay otra que suspira
por un poco de agua. La lluvia no llega. Hace falta. Mucha falta; manda Otro y,
ya se sabe, “donde manda patrón no manda marinero. Los veneros, los pozos, los
arroyos, los ríos…
Un amigo tiene aplazado ‘sine die’ echar un
esparragueo. Las esparragueras están arromeradas, endurecidas. No han brotado
porque le ha faltado la Gracia de Dios que viene con la lluvia de otoño.
Hace, según dicen los que informan en los servicios
meteorológicos, ‘mal tiempo’. En la feria cada cual cuenta cómo le va. En el
Puerto de Mora ayer se vieron atrapados casi cien vehículos por la intensa nevada.
La foto que va con este artículo se tomó unas horas antes. Luego vino lo que
suele ocurrir por estas fechas y cuando nieva.
Las noticias de las tierras de Castilla, de la
Cantábrica, La Rioja, Navarra…. Ya saben. Todo blanco. Tan blanco como esa
luna, fría y distante que marca la ruta de los lobos. En Teruel han tocado los
-8º. Eso no es noticia. Sería noticia, una excelente noticia que los llamados a
entenderse, se entendieran.
Hace rasca. Los pajarillos, anoche, pasaron frío.
Las mañanas son el testimonio más fiel de noches largas; el desencuentro de
muchos, también. Está helada la yerba de las veras de la carretera. El rocío no
levanta hasta bien entrada la mañana.
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