La línea 23 de la EMT, en Málaga, va desde la Alameda
principal al Parque Cementerio. El recorrido largo: Armengual de la Mota,
Mármoles, Martínez Maldonado, Avenida Carlos de Haya… La línea sirve a vecinos,
universitarios y usuarios del Hospital Regional.
La señora tiene los años suficientes para no ser
joven y le faltan para ser mayor. Llega a punto de salida. Casi hora punta.
Está lleno el autobús. Se queda de pie; no hay asientos. Arranca. Tirón brusco;
casi pierde el equilibrio:
-
“Porque yo estoy mu mala, mu mala. Me
duele tó. Yo tengo muchos dolores. Nueve pastillas. Me tomo nueve pastillas
diarias. Menudo negocio tiene conmigo el de la botica. Menos mal que me las dan
sin recetas, hasta que voy a los médicos…”
Nadie replica. El tono se eleva. Sube el volumen de
comunicación. No mueve la compasión de los que tienen asiento. Al primer
frenazo el cuerpo se va.
-
“Mira, y encima estos frenazos. Quita el
aire que me mareo. ¡Hay que ver qué poca vergüenza…”
Nadie comenta. Los pasajeros aguantan el chaparrón.
Miran para otro lado. Continúa la disertación.
-
“Hay que ver la poca vergüenza que está queando. Porque yo estoy mu mala. Me duele tó y no se levanta nadie…”
Llega la primera parada. El vehículo se estaciona
junto a la acera; abre las puertas. El compresor de apertura hace un ruido
mecánico:
-
Schippssss…
-
“Y, a mí no me calles. ¿Te has enterado
bien? Que a mí no me calla nadie. ¡Nadie! ¡Hasta ahí podíamos llegar! Que hay mu que requetepoca vergüenza. Con lo
mala que estoy yo. Porque yo estoy mu
mala…
-
Se cierra la puerta.
-
Schippsss…
-
“Y, encima ¿te vas a reír de mí? ¿Dónde
vamos a llegar…”
-
“Señora - contesta uno – yo, a Carlos
Haya. Y, usted cómo siga dando el coñazo, cuando pase el autobús por el Parque
Cementerio que la metan dentro, y echen la llave por fuera…
El gran Matías, muchos años antes, replicó, a quejas
parecidas…
-
“Porque no hay vergüenza.
-
“Señora, lo que no hay son asientos”
Es que se ha perdido todo Pepe...Aquí han tenido que poner asientos solo para inválidos y pese a todo, muchas veces estos van de pie a no ser que venga el “segurata” del metro o el bus, lo cual tampoco es garantía, si los ocupantes son varios y folloneros. Aquí hemos avanzado un poco en tu afirmación, porque como ves no hay ya ni asientos, ni vergüenza...
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