Castillo de Matrera. Cádiz
Junio, 15 domingo
El Bosque, el pueblo, claro, queda a pedir de mano de Benamahona, en la Serranía conforme se sube por el puerto de la Palomas desde Zahara de la Sierra. Pregunta si aún existe un pequeño jardín de plantas autóctonas que un alcalde ilustrado dio en montar para admiración de los que venimos de fuera. Los de dentro, cuando pregunté por su localización tuve que hacerlo varias veces, porque no lo conocían. En El Bosque abunda el agua y el buen gusto hizo construir una cascada artificial por la que, en ocasiones, se precipita, a manera de espuma blanca. Al otro lado del puente, una noria recuerda tiempos de otros riegos y de conducciones de agua.
Entre garcillas blancas pastan vacas retintas a orillas de la carretera.
Prado del Rey es pueblo nuevo en el tiempo. De Carlos III para más señas. Buen trazado de calles rectas y espaciosas para lo que se llevaban en aquellos tiempos, pero con visión urbanística de la que debemos aprender bastante.
En la lejanía se deja ver el castillo de Matrera. Curiosidad donde las haya. Pertenece a Villamartín, pero tiene la entrada por tierras de Prado del Rey ¿De quién es realmente la fortaleza?
En Matrera también se da otra cosa pintoresca. Verás. Alfonso XI, en 1342, premia el valor y dona a la ciudad de Sevilla el castillo de Matrera con todas las tierras existentes bajo su demarcación poseyéndola, desde entonces, hasta su venta. Y la venden. Los compradores han de cumplir una obligación: construir casa, cada uno, formando villa. Vienen de Benaocaz, Bornos, Arcos, El Coronil, Arahal, Marchena... hasta 118. Cumplen. Nombran seis vecinos en representación y firman Carta Puebla. Hasta ahí normal. Pero mira por dónde, Sevilla da marcha atrás. Se adueña, de nuevo, de los campos, expulsa a los labradores y vuelve a sus propios. Entablan, en 1507, pleito - el más largo de la historia de España -. Finaliza en 1818. Trescientos años después, o lo que es lo mismo 97.200 días, con fallo de reintegrar a Villamartín “tierras y el producto percibido del campo de Matrera”. ¿Quién cobró esta deuda que sí que era histórica? El pueblo lo llevó al refranero y acuñó: “Es más largo que el pleito de Matrera”.
Por
el camino, desvíate a la derecha. A pie de sierra está el santuario de la
Virgen de las Montañas. Es uno de los muchos santuarios que salpican el campo
andaluz, similares, pero todos diferentes, con sus santeros y sus ex votos, con
su Virgen y su espadaña, con su historia y su fe.
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