miércoles, 11 de junio de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Alcazabilla, compendio de Arte y Culturas

 



Junio, 11 miércoles


No cabe más en menos. La calle, relativamente, corta (del Palacio de la Aduana a la Plaza de la Merced) atesora un compendio de culturas que viene de lejos y llega nuestros días.

Verán. Dos museos: el Provincial de Pintura (toda la Pintura malagueña del XIX) y a espaldas, en Calle San Agustín, en el Palacio de los Condes Buenavista, el Picasso (revulsivo de la Málaga de hoy).

Dos Casas de Hermandad de dos emblemáticas cofradías, El Coronado de Espinas y el Santo Entierro, un bar – o algo más que un bar, y menos que una bodega o todo al vez, banderín de enganche y cita de todo lo que significa progreso, adecuación, aprovechamiento de espacio y modernismo: el Pimpi, un restaurante, La Sole, la judería que se asoma por un dédalo de calles con más en imaginación que en la realidad...

Las estatuas (Ibn Gabirol y Niño Canillas) reconocen méritos. Aquí se rompe un poco de “madre para todos y madrastra para mí”. Los reconocimientos llegaron tarde, pero llegaron. El cine Albéniz ya no es un cine como los de antes, pero es emblema y seña, ahora muy ligado a la industria del cine de producción. Punto necesario en el festival de cine español de Málaga.

El teatro romano estaba ahí desde hacía un montón de años. Dormía bajo los escombros, el olvido y ¡una Casa de la Cultura que se había levantado sobre él! La cosa, como casi todo fue una casualidad. En 1951 comienzan a adecuar los jardines que bordeaban la Alcazaba – que se asoma como de prestada – y descubren los sillares del Teatro. Comienza la discusión sobre si hay que demoler la Casa de la Cultura y recuperar el teatro.

La aparición de unas piletas para fabricar el garum  - eso de lo que todo el mundo habla pero nadie sabe lo que es, pero que dicen que era un manjar exquisito, hizo que en el centro de la calle a imitación del Louvre se elevase una pirámide de cristal para que nuestra curiosidad mire y vea restos de una muralla…

- Ah, sí.

¿Qué quieren más? Hay más. Puede, que un momento determinado, un guía turístico – ahora llevan pinganillos para comunicarse con el grupo y no hablen en voz alta - eleve su brazo al cielo y con su dedo señala un ático y le dice al grupo que mira embobado:

- El ático de Antonio Banderas…

- A sí…

La calle, a cualquier hora de la mañana, la tarde o de la noche tiene su público. La alcazaba iluminada pone un sello único. ¿No me creen? La tardanza es la mala.  

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