viernes, 13 de junio de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Pequeña Habana

 

                            


Junio, 13 viernes

 

La Península de Florida al sur de los Estados Unidos de América del norte es un territorio con muchas connotaciones especiales: los Cayos, Oralnado, Tampa, Cabo Cañaveral, enormes extensiones de tierras pantanosas y ciudades con un sello diferenciador. La ciudad de Miami es quizá la más conocida, internacionalmente, por su alto nivel de vida, por ser centro de afluencia del turismo de lujo desde cualquier parte del mundo o por acoger lugares tan emblemáticos como Coral Gable o Little Havana (pequeña Habana)

Cuba sufrió la revolución comunista comandada por Fidel Castro y el Che Guevara, a finales de los años cincuenta del siglo XX. Muchos cubanos se exiliaron a la ciudad norteamericana que tenían más próxima. Pensaron que aquello iba a ser un episodio poco duradero y que el regreso a la isla sería, relativamente pronto. Estaban totalmente equivocados.

Se asentaron en un barrio al oeste de la ciudad de Miami. El barrio, de origen judío conocidos desde 1930 aproximadamente. Con la llegada masiva de cubanos creció de manera desorbitada hasta el mundo de rondar en la actualidad entre los 90.000 y los 100.000 habitantes.

Una de sus calles emblemáticas es la calle Ocho. Pasear por ella o por otras cualquiera del barrio es entrar en un mundo diferente. No importa la  hora del día, el ambiente callejero acumula tantas impresiones que uno, enseguida, se percata de que está en un lugar distinto, diferente a la Miami cosmopolita del mundo financiero o la turística de playas de lujo.

En la calle Ocho puede verse en horas vespertinas grupos que juegan al dominó (en Málaga, diríamos dómino, porque aquí nos da la gana convertir esa palabra aguda, en una esdrújula) como si estuvieran en el emparrado de la cantina de la estación cuando tenían sabor y personalidad, no como ahora que son fantasmas perdidos. Esa es otra, disculpen que me haya ido).

Decía y digo que grupos numerosos ‘echan’ las partidas, una después de otra, sin prisa y si pausas. En otros locales las bandas tocan música caribeña y un  ruido de estruendo sale del interior a la calle no sin antes ser un cebo de atracción de posible turistas que se asombran ante las manifestaciones culturales de otros pueblos.

Hay lugares – desconozco el nombre – donde manos especialistas casi siempre de hombres enrollan cuidadosamente las hojas secas de tabaco y terminan con la obra selecta de un puro ‘habano’.

No queda ahí la cosa. Tienen su parque con figuras que recuerda parte de su historia y en las aceras estrellas de famosos dan a conocer artistas de habla hispana…




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