domingo, 26 de noviembre de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Olivos

 


Están los olivos arromerados. Piden agua. Agua del cielo. Agua bendita de Dios que se lleve la sed y el polvo acumulado en los días de estío y los vista de hojas de plata, ese color que regalan cuando el aire los mece al caer la tarde. La piden el agua a gritos.

Don Antonio Machado vio entre ellos –entre los olivos- los cortijos blancos y campo, campo, campo. Mucho campo. Tanto, que daban luz de aceite para San Cristobalón y pie para que interviniese hasta la mismísima Virgen María en favor de aquella lechuza que era una traviesilla y se colaba por los ventanales.

Como “una estrella / vigila… tristemente… todavía / los olivares de la madrugada / ... que casi no se ven / ya… en el recuerdo”. Así sentía y evocaba Juan Ramón el amor a Zenobia, y sacaba toda la sensibilidad que llevaba dentro en aquellos versos que regaló en su “Diario de un poeta recién casado”.

Bajo los olivos se sentaba Fernando Villalón a compartir el pan, tú a tú, con los gañanes mientras soñaba con los toros de ojos verdes que se acariciaban con brisas y lunas de las marismas y se alimentaban de margaritas blancas y amapolas rojas en la llanura.

Los reivindicaba en su pregunta Miguel Hernández y abría muchas interrogaciones a las que había que responder con Justicia; Barbeito los ve como un ejército que presenta armas a quienes se adentran, pasado Despeñaperros en Andalucía, tierra bendita y generosa que da más que recibe.

Como un abanico que se abre y se cierra, eran para Federico y, nos dijo, que el río ‘Guadalquivir va entre naranjos y olivos’ y también nos contó que ‘sobre el olivar hay un cielo hundido y una lluvia oscura de luceros fríos” y habló de la luna que los peina con rayas de plata.

Los olivos – y todo el campo- piden agua. Agua bendita de Dios que descienda en lluvia calaera, en fertilidad generosa,  en abundancia y sin cicatería, en estas tardes de final de estío, cuando el sol se va antes, cuando algunos  pájaros ya tienes hecho el hatillo y han sacado el billete de ida y vuelta.

Hoy  se celebra el Día del Olivo. En Jaén dicen que ellos tienen el mejor aceite picual del mundo. Nosotros, nos conformamos con otras variedades que a lo mejor no es el mejor del mundo, pero lo que es más, es nuestro, y no hay nada que se quiera más que lo propio.


 

 

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