miércoles, 15 de noviembre de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Estas a tiempo, muchacho




15 de noviembre, miércoles. Dice el periódico que la Audiencia Provincial de Barcelona, concluidas las diligencias que el caso requiere, envía al presunto culpable a juicio. El presunto es un ex jugador de fútbol. Se llama Dani Alves

Este hombre, brasileño de nacionalidad, vino a España de la mano del Sevilla. Allí pasó un tiempo, se placeó bien. El club lo traspasó al Barcelona por un puñado de millones. Ganaron pasta mucha gente. Los dos clubes, el intermediario, los que no aparecen, pero están, y se supone que, también, el muchacho.

A mí me pareció un buen lateral derecho. Si me apuran un excelente jugador. No me gustó nunca ni su comportamiento – a veces con juego sucio, ¿un espejo de lo iba por dentro- en los partidos que lo vi en La Rosaleda, ni luego la ensarta de declaraciones que aparecían en los periódicos y de las que desconozco su veracidad.

Ahuecó el ala cuando el rendimiento ya no era el óptimo para un club de las exigencias del Barcelona. Volvió en un momento de apuro para echar una mano; luego, se marchó. Algo así como el Guadiana, pero en fútbol.

El lío se desencadenó las pasadas Navidades. Regresó para pasar las fiestas. El 30 de diciembre – exuberante ‘alegría’ – le llevó a una discoteca. Y se pasó, al parecer, uno puñado de pueblos en su comportamiento. Escándalo. Detención. La prensa pesebrera tuvo pienso para un montón de días.

Ahora sale, nada menos que, en los telediarios, como una noticia que le importa al país ¡con lo que está cayendo!

Yo me las andaba dando vueltas a la cabeza de cómo poder hablar del mozo.  Se me ha venido un fogonazo. Este muchacho aún está a tiempo. Verán, solo tiene que decirles a sus abogados dos cosas muy simples.

Una, que lo afilien al partido de ese hombre de los pelos largos como los ramajes que cubren las chozas en los ríos o al partido del otro, el de ese señor con figura de sirena y mirada de luz de madrugada, o sea triste… Y que diga, que lo que él hizo, fue porque la malísima España le había robado la libertad de expresión y él solo quería darle felicidad a la chica en los servicios o alguna que otra gilipollez de las que escuchamos estos días y listo ¡un ‘héroe’ más para la causa.

Ahora, se dará cuenta que ha sido el despeje  más erróneo de su vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario