martes, 14 de noviembre de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Un lio

 



14 de noviembre, martes. Le dedico toda la mañana a la rosaleda. La floración de otoño va lenta; o sea, no va. Pocas rosas; calidad, deficiente.  Se han secado un puñado de rosales. No sé que puede estar pasando. He dado tratamientos con cobre y azufre; con un puñado de fungicidas de nombres impronunciables; no le ha faltado agua; le he puesto antisal para reducir el alto nivel de cloruro sódico que trae el agua del canal. Estoy desorientado.

Recurro a los técnicos. Llamo. Conversación larga por teléfono. Me diagnostica Fusarium. El bicho tiene colgado el cartel de hongo. Me documento. Leo, busco aclaración. Dicen que es toxigénico. No sé qué es. Es decir, no tengo ni puñetera idea.  Bajo a Cártama. Me piden más información. Confrontamos opiniones.

Le llevo varias plantas ya secas. Parece que ha sido algo así como una muerte ‘súbita’. El rosal se seca de arriba hacia abajo. Todo, a un andar y en cuestión de días. Discrepan en el diagnóstico anterior. Lo miran más despacio. Cambian: es Phytóptora.

El nombre de Phytoptora viene del griego. Significa, literalmente, “destructor de plantas”. No hace falta júralo. También me dicen que parecen hongos, pero no lo son. Atacan a las plantas en el tallo, en floración y bajan a la raíz hasta producirle la muerte. (No solo los humanos somos malos; en la naturaleza también los hay con muy mala leche).

Regreso al pueblo pasado el mediodía. Ha cambiado la tonalidad de la luz. El sol dorado del otoño es el más bonito de todo el año. Es un sol dulce, como de miel de la colmena recién castrada, y se nos viene a mano y se nos entra por la ventana suave, lentamente.

 La tarde tiene asignada tarea: el próximo libro sobre Álora. Pablo Pérez me ha entregado nueve ilustraciones, a plumilla. Son una gozada.  Pablo ha encajado perfectamente su obra pictórica en el texto. Es más, me ha insinuado (me dice “si te parece bien”) ¿Cómo no me va a parecer bien si los has bordado, Pablo?

Hoy no se ha levantado el viento. El termómetro del coche marca 30º.  Decía el hombre del tiempo que esta tarde se mantendrían las temperaturas mañaneras, pero refrescaría por las sierras. Deben ser otras sierras. De lluvia, ni hablamos. Nos tiene olvidados. La lluvia, aquí es un recuerdo. La gente ignora la ruina que se nos viene encima como esto no cambie, ¡y noviembre, apunta a mediación! Y san Andrés, como quien no quiere la cosa, pidiendo sitio…

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario