lunes, 20 de noviembre de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. ¿Te acuerdas?


                       


20 de noviembre, lunes. Aquel día, tú y yo fuimos a la Serranía, tuvimos el día como regalo y el Genal, todo el Genal, para nosotros. Llegamos temprano. Nos acercamos al nacimiento del río; luego, subimos a Pujerra. Tú, en estado de Gracia de Dios; yo, sin poder detener el tiempo…

Hoy he vuelto. Imposible aparcar. La gente, esa gente que se ha tirado - ¡sí, digo bien, tirado! - a la calle y a los caminos lo invadía todo. No había un solo un hueco.

En Igualeja han pespunteado algunas fachadas con macetas de begonias. Estaban preciosas. La fuente de la plaza manaba un borbotón exuberante. Sonaba como suenan los caños de las fuentes de los pueblos.

Cuando salí a campo abierto los castaños no tenían el manto de oro y cobre, ese manto que se echan sobre sus hombros cuando llega el otoño. Había un poco de rocío en las cunetas. Me acordaba de ti, de todo lo que hablábamos aquella mañana, también, de otoño…

Subí a la ermita de San Antonio; estaba cerrada. Por entre las ventanitas pequeñas entraban los rayos del sol. Iluminaban el recinto. La estampa del santo sigue en su sitio. No sé, si de vez en cuando, acude alguna de esas personas que van a limpiar las ermitas de los campos que están en las afueras de los pueblos. No sé si alguna vez allí ha habido culto. No sé tantas cosas que por más que me las pregunto tampoco tengo a nadie que me las responda.

Un vigilante me dice que el acceso al pueblo - Pujerra - está cortado. Dejo el coche en el borde de la carretera. Me acerco andando. Me encuentro con un hombre mayor. Saca unos caquis del maletero del coche. Enhebro la conversación…

- Año tan malo como éste, me dice, yo no lo recuerdo.

Le doy hilo al carrete…

- Yo tengo una parcelilla de naranjos en la orilla del río y este verano solo los he podido regar una vez…

Lo dejo que hable él y me cuente…

- Aquel humo que usted ve, es que están quemando brozas en “El Hoyo”. Este año la castaña no ha valido nada; los castaños necesitan agua; no ha llovido…

- Ese castaño (le señalo un árbol seco en el borde de un talud) ¿qué edad podría tener?

- Seiscientos o setecientos años….

Y me cuenta más cosas y bajo hacia el río y luego sigo camino a Júzcar y Faraján…

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