lunes, 1 de mayo de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Talhara

 

                                    


1 de mayo, lunes. “Cuando Aurora […] se pronuncia”. Primeras y últimas dos palabras de una obra distinta. En medio, una novela. ¿Solo una novela? No. La vida de tres generaciones, los avatares de dos pueblos, las distancias enlazadas entre dos orillas: Argentina y España. Un tren que parte al amanecer con un destino, el olor de unos rescoldos de una iglesia que habían quemado unos días antes, “unos pechos a la exacta medida de la exigencia más equilibrada…”  Se dan la mano La Recoleta y el Aljarafe sevillano, a orillas del Guadiamar…

Ha escrito Antonio García Barbeito, Talhara, Algaida, 2023, una obra diferente. Toros, campo, amor, sangre y tragedia, olivos y nieve, porque Dios es Azul en un guiño a Juan Ramón cuando visita Aurora, la protagonista, el ‘Perito Moreno…’

La narrativa sutil, ligera, conducida por ese hilo que solo sabe manejar quien conoce muy bien todos los paños. Un escudriñar del lenguaje de ambas orillas, asombroso. Hace el autor, además, un derroche de metáforas increíbles: “Toda de negro, elegante verticalidad de la pena”; “mentiras de cristal que la rodeaban”; “separó las cortinas de la tartana lo que las hubiera separado un corte de navaja”; “todavía la luz no se pinchaba en las púas de las pencas”; “menudas sierpes azules”; “luto blanco de los cementerios”; “muñones que garateaban las formas de bailaores y espantapájaros…”

Describe Barbeito la realidad de un pueblo, el suyo, como alguien que se ha bebido muchas veces el mucho o poco viento de sus esquinas en noches largas de espera, o en el silencio de siestas tórridas de estío. No se queda ahí. Las descripciones del rosedal de Palermo, el deambular por las calles de Buenos Aires que, en su mano, puede hacer que suene como un bandoneón de tango con deje y acento propio.

Aborda temas duros, espinosos. La emigración, la vergüenza de la murmuración, la entrega en el amor, la sinrazón de los disparates cuando la gente pierde la cabeza o se echa a la muerte en la alforja como compañera de viaje. Todo está tratado con suma delicadeza, con una sensibilidad exquisita, con un pespunteo conductor donde lo más simple resulta sublime cuando trata de personajes locales que pueden identificarse.

Carancha, Concha, Ropasanta, Alejandro, los hermanos Mora, Ana, Juan, Eduvigis, Esperanza, Orestes, Alvaro el Luso… Todos tienen mucho dentro. De todos sale una parte y cuando uno termina la lectura de Talhara, sabe que, sobre todos, con luz, con mucha luz, con muchísima luz propia, Aurora. Uno intuye y se pregunta si la obra la ha escrito un poeta o un novelista con mucha, con demasiada sensibilidad acunada dentro…

 

2 comentarios:

  1. ¡Muchísimas gracias, querido Pepe!
    Ojalá haya siquiera ocho o diez que piensen como tú.
    Un abrazo, amigo.

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  2. Habrá más, muchísimos más. Ya lo verás. Un abrazo.

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