miércoles, 31 de mayo de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Eso del reparto

 

                           


                Río Jordán

 

31 de mayo, miércoles. Estoy hecho un lío. Verán acabamos de salir de unas elecciones en nuestra tierra y se nos presentan otras dentro de un puñado de días para cuando apriete la calor, o sea cuando julio, ese mes que tiene nombre de emperador romano, llegue a su tramo final.

Ahora los representantes de los partidos políticos nos van a presentar un abanico con sus posibles soluciones a los problemas que nos acucian. Hay problemas de todos los colores – como dicen que tienen los políticos – y que todos encierran en sí la panacea de solución de nuestros problemas y preocupaciones. Están convencidos de poseer la verdad. Naturalmente es una parte de la verdad o al menos como ellos ven la solución que no todos comparten. Eso es un imposible.

 Cuando se habla de la verdad me acuerdo de Aquel que llevaron ante la autoridad y en el interrogatorio quedó en el aire una pregunta sin respuesta ¿y qué es la verdad? Yo, desde luego no tengo la respuesta. Creo que soy muy afortunado de no tenerla porque así estoy inmerso en la gran mayoría que dice que tampoco la tiene. Al menos en ese campo, uno es uno de tantos.

El río Jordán corre por tierra Santa (mucho tienen que ver en ese nombre cristianos, judíos y árabes que la comparten). Una tierra de tantos conflictos e injusticias. Algunos amigos la han visitado. A todos a su regreso les he preguntado ¿tienen solución? Y todos me han respondido lo mismo: no. De verdad que es muy descorazonador al menos para algunos ilusos que todavía creemos en algunas cosas.

Dicen que el río Jordán (da nombre a una parte del territorio y se llama Jordania). Nace cerca del Líbano, luego lo atraviesa por la parte sur, en la vertiente que mira al norte del monte Hermón.

El río Jordán tiene además connotaciones bíblicas de primer orden. Allí en sus orillas predicaba y bautizaba, es decir difundía una doctrina bellísima un hombre llamado Juan. Vestía tan mal casi no vestía y comía tan poco que casi no comía. La gente ávida de muchas cosas se acercaba hasta él y le preguntaba y él contestaba.

Y dicen que les respondía: «El que tenga dos túnicas, comparta una con el que no tiene ninguna, y el que tenga comida, haga lo mismo.» A ese hombre, a ese tal Juan, le cortaron la cabeza y se lo quitaron de en medio. Ya ven, cosas que pasan.

 

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