sábado, 13 de mayo de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Siguiendo el poso añejo de los Templarios

 

             


 Jerez de los Caballeros (Badajoz)


13 de mayo, sábado. Aunque de Encinasola a Jerez de los Caballero hay un camio, yo me las anduve por la carretera nacional, la que sube casi jugando al escondite con La Raya, o sea, con la frontera con Portugal, ese país hermano tan próximo y tan lejano a veces.

Jerez de los Caballeros -baylía del Temple- está sobre un altozano. Domina las llanuras del río Ardila que nace cerca de las Sierras de Tentudía, (“Señor detén el día”, dice la leyenda, que pidieron y se paró y se ganó la batalla, pero esas son otras historias). El río cruza las tierras extremeñas y va camino del Guadiana. Antes se le une del Múrtiga o la Ribera: “A orillas de la Ribera / está la Virgen de Flores… También es otra historia; tengo que seguir camino.

Les decía lo de un altozano y que está a la derecha de la carretera que lo bordea. Es, según dice la Guía donde me documento, la tercera población, después de Mérida y Trujillo, más monumental de Extremadura. Una ciudad, con sabor. Eso no lo dice la Guía, pero se lo cuento yo. La retahíla de monumentos, iglesias, alcazaba, - Torre de la Sangre - murallas, puertas. Dicen que llegó tener dieciséis ermitas… Es larga.

Hay cuatro cosas que sobresalen: el pasado Templario, el jamón, la cuna de conquistadores: Vasco Núñez de Balboa, ‘semidiós de la Ilíada’, descubrió el Pacífico. Los partidarios de Almagro, lo decapitaron. ¡No tenemos arreglo”, y probablemente de Hernando de Soto; del jamón, que

 según ellos, es el mejor de todos y si no lo es, se le acerca y porque en sus tierras, en Los Bolsicos, pastan los toros del Conde de la Corte, procedencia Vistahermosa.

Una noche uno que pregunta y pregunta, le dijo al camarero que si era posible visitar la ganadería. “Vaya mañana, y dígales que va de mi parte”. Y fui y me enseñaron y tuve vivencias únicas. “¿Sabe usted, me dijeron, antes de embarcar una corrida, los toros pasan por la puerta de la casa y se despiden….”?

Volví a Jerez de los Caballeros. Anduve por sus calles empedradas y supe de sus paredes blancas, de la hospitalidad de gente extraordinaria. Vi como se iba la tarde desde las murallas y cómo la dehesa se perdía salpicada de encinas y pasto agostado porque por allí la lluvia también ha sido escasa y me traje conmigo, entre otras cosas, el deseo de volver….

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