13 de mayo, sábado. Aunque
de Encinasola a Jerez de los Caballero hay un camio, yo me las anduve por la
carretera nacional, la que sube casi jugando al escondite con La Raya, o sea,
con la frontera con Portugal, ese país hermano tan próximo y tan lejano a
veces.
Jerez de los Caballeros -baylía
del Temple- está sobre un altozano. Domina las llanuras del río Ardila que nace
cerca de las Sierras de Tentudía, (“Señor detén el día”, dice la leyenda, que
pidieron y se paró y se ganó la batalla, pero esas son otras historias). El río
cruza las tierras extremeñas y va camino del Guadiana. Antes se le une del Múrtiga
o la Ribera: “A orillas de la Ribera / está la Virgen de Flores… También
es otra historia; tengo que seguir camino.
Les decía lo de un altozano y
que está a la derecha de la carretera que lo bordea. Es, según dice la Guía
donde me documento, la tercera población, después de Mérida y Trujillo, más
monumental de Extremadura. Una ciudad, con sabor. Eso no lo dice la Guía, pero
se lo cuento yo. La retahíla de monumentos, iglesias, alcazaba, - Torre de la
Sangre - murallas, puertas. Dicen que llegó tener dieciséis ermitas… Es larga.
Hay cuatro cosas que
sobresalen: el pasado Templario, el jamón, la cuna de conquistadores: Vasco
Núñez de Balboa, ‘semidiós de la Ilíada’, descubrió el Pacífico. Los
partidarios de Almagro, lo decapitaron. ¡No tenemos arreglo”, y probablemente
de Hernando de Soto; del jamón, que
según ellos, es el mejor de todos y si no lo
es, se le acerca y porque en sus tierras, en Los Bolsicos, pastan los toros del
Conde de la Corte, procedencia Vistahermosa.
Una noche uno que pregunta y
pregunta, le dijo al camarero que si era posible visitar la ganadería. “Vaya
mañana, y dígales que va de mi parte”. Y fui y me enseñaron y tuve vivencias
únicas. “¿Sabe usted, me dijeron, antes de embarcar una corrida, los toros
pasan por la puerta de la casa y se despiden….”?
Volví a Jerez de los
Caballeros. Anduve por sus calles empedradas y supe de sus paredes blancas, de
la hospitalidad de gente extraordinaria. Vi como se iba la tarde desde las
murallas y cómo la dehesa se perdía salpicada de encinas y pasto agostado porque
por allí la lluvia también ha sido escasa y me traje conmigo, entre otras
cosas, el deseo de volver….
No hay comentarios:
Publicar un comentario