A Jose Navarro que desconoce haber sido el inductor de este artículo
14 de mayo, domingo. Era
primavera. Siglo XV, 1434. Las acequias llevaban el agua a las huertas. Los
trigos, el mijo y el centeno pedían siega; los rebaños apuraban los rastrojos.
Zumbaban las abejas en los colmenares. Las moreras, espléndidas.
Temprano apareció un ejército
fuerte. Al mando, Diego Gómez de Ribera Señor de Cañete, Torre Aláquime
y del Adelantamiento al que añadía, las tenencias de Zahara, Ayamonte, Turón,
Ardales, Torre de Rute, Castellar e Iznájar más “las pagas y llevas …”
Quería más. Emprendió conquistas allende la frontera de Ardales. Ahora tocaba Álora…
El Romancero lo contó. Un castillo, inexpugnable. Tres precipicios daban
garantía: por el norte, hasta el arroyo de la Tenería; por el este, hasta el
Guadalhorce; por el sur, hasta el arroyo Hondo. Vulnerable, por poniente: Álora,
la bien cercada tú que está en par del río.
El romance dice: “cercote
el Adelantado / una mañana en domingo / Cuenta, del ejército:
“de peones y hombres de armas / el campo bien guarnecido; / con la gran
artillería / hecho te habían un portillo”.
Cunde el miedo. Buscan refugio
en la fortaleza. Según el romance: “Viérades moros y moras / subir
huyendo al castillo”. Entra en detalles: / “las moras llevan la ropa, /
los moros harina y trigo”. Agrega algo que quizá va más como un brinde al
sol: “y las moras de quince años / llevaban el oro fino”. ¿De eso? como
que no. Sigue: “y los moricos pequeños / llevan la pasa y el higo.”
La cosa pinta mal. “Por encima del
adarve/ quedado se había un morico / con una ballesta armada / y en ella puesta
un cuadrillo”. Defiende lo que es suyo. Se ve seguro. Nunca sabremos su
nombre. “En altas voces diciendo / que del real le han oído /¡Tregua,
tregua, Adelantado! / por tuyo se da el castillo”.
Muchos títulos, muchas batallas; demasiada imprudencia: “Alza la visera arriba / por ver el que tal le dijo”: Y viene lo que tenía que venir: “Asestárale a la frente / salídole al colodrillo. /Sacole Pablo de rienda / y de mano Jacobillo” ¿Quiénes eran Pablo y Jacobillo? Por lo que cuenta el romance, muy cercanos: “estos dos que había criado / en su casa desde chicos”. Concluye la tragedia: “llevarónle a los maestros por ver si será guarido / a las pimeras palabras el testamento le dijo”.
Según Menénez Pidal, uno de los más
bellos romances fronterizos de la épica castellana. ¿Sería tal día como hoy? He
compartido con José, un rato de charla y sin él conocerlo propiciaba este
artículo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario