jueves, 4 de mayo de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Amanecer de mayo


                            



5 de mayo, viernes. Era mayo – “que por mayo era por mayo /cuando hace la calor / cuando los trigos encañan…” Eso venía en los libros de Literatura y estudiábamos el romancero con aquel ahínco con que uno se adentraba en las cosas por las que sentía una atracción especial. Eran los tiempos en los que se comenzaba el andar por los textos literarios que tenían mucho que decir.

La televisión en blanco y negro ponía una canción de un grupo meloso, tan meloso que casi chorreaban miel. Se llamaban los HH, eran de Sevilla y los adolescentes, embobados, sabíamos de los mil colores del cielo, del mar que era como un espejo y de las flores. La canción hablaba también de besos. La verdad, que aquel tiempo, eran más soñados que reales pero lo que sí eran incuestionables eran los ojos…¡Ojú,  aquellos ojos! A mí, ese grupo me gustaba más cuando escuchaba las voces pespunteadas en la radio que ver sus actuaciones.

Amanece mayo con la misma poesía de entonces, pero con bastante menos miel. Ahora, a esas horas las radios mañaneras traen noticias que, aunque suenen casi igual no es, parecen hiel. Dicen que fue Antonio Herrero del que por estos días se conmemora la fecha de su muerte, quien la implantó y decidió que las noticias tenían que acompañar a la gente cuando iba camino del trabajo. Antonio no pensó que podía poner agua de levante en muchas radios de los coches. Ese es otro cantar.

La mañana, esta mañana de mayo en que escribo, viene con algo de nubes. La mañana no trae agua y los trigos encañados prematuramente ya han espigado. No tienen ni paja ni grano. ¿Qué van a comer las alondras este verano? El año no apunta a malo, no; apunta, a peor. Eso tiene arreglo y con solo escuchar las pamplinas que dicen algunos. Aquí me van a permitir que use el femenino ¡y algunas!...

El sol baña las cumbres. Cantan los mirlos. Hay una sinfonía de pájaros en la alameda del arroyo que este invierno no ha corrido y en los sotos del río. Están las adelfas en flor. Se limpian las parras. Puede haber buena cosecha de uvas. Los olivos lo llevan bastante peor, o sea, mal. Solo con pegar el oído a los olivareros que saben de esto nos damos una idea de algunas cosas. Ah, por cierto, a pesar de todo, el amanecer de mayo es precioso. 

 

 

                                     

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