30 de septiembre,
viernes. A veces magnificamos lo ocurrido en otros tiempos.
Ponderamos las aportaciones de Roma a la Historia. La lengua, el Derecho, la
organización política que imperó durante muchos años o las vías de comunicación
irrefutables y muy valoradas.
Hay también oscuros y
nubarrones en aquella sociedad. El noventa por ciento de la población era
pobre. El diez por ciento restante, se repartía la riqueza a la que el pueblo
llano no tenía acceso. Una manera de calmarlo fue con una máxima que ha durado
hasta nuestros días: “pan y espectáculos”
La población era
mayoritariamente campesina. Cultivaban cereales, principalmente trigo y
leguminosas. Después vino la vid y el olivo y, como árboles frutales, la
higuera que se complementaba con hortalizas. El lino se empleaba para la
elaboración de tejidos.
Era gente ruda y sacrificada.
Aguantaba las calores de verano y los rigores del invierno hasta el punto que a
la hora de reclutar personal para sus ejércitos (Roma siempre estuvo en guerra
contra todos los pueblos que la rodearon hasta dominarlos) buscaban en los
campesinos a los posibles soldados. Valoraban su capacidad de aguante y
sacrificio.
Los campesinos vivían de manera
muy humilde, rozando el umbral de la pobreza. Recibían siempre una renta
inferior a la de otras profesiones como carpinteros, alfareros o herreros.
Mejoraron las técnicas agrícolas con la introducción del arado para labrar la
tierra, o los molinos para extraer el aceite o moler el grano. Los grandes
latifundios estaban en manos de patricios. El pequeño campesino vivía
soportando todas las adversidades.
A los romanos debemos, también,
el uso del barbecho como alternancia de cultivos, dejando descansar en años
alternativos una hoja de tierra para aprovechar su fertilidad sin agotarla, la
construcción de presas y canales de riego que, posteriormente perfeccionaron
los árabes.
Como vías de comunicación las
calzadas supusieron una gran innovación. Muchas – sus restos – han perdurado
hasta nuestros días y se ha utilizado su trazado para las carreteras actuales.
Todas tenían un doble fin. Acercar al ejército a cualquier punto de rebelión
para sofocarla y llevar la comida (granos, carne, aceite o vino) o lo explotado
en la minería hasta Roma que era la gran beneficiada.
El pueblo llano (los esclavos
no tenían ningún derecho) no vivió con bienestar ni gozó del derroche
(bacanales) que, en ocasiones, conocieron los ricos, pero no los pobres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario