Aceituna de la variedad: Manzanilla aloreña
21 de
septiembre, miércoles. El año viene así porque Quien manda lo ha
decidido. Ni una gota de agua después de la primavera, ni un chaparrón
tormentoso que, derramado con vergüenza, sobre los olivares habría puesto la
aceituna – la de verdeo, claro – en su punto y hora. Va a ser como que no.
Se va septiembre, ese que dice
el refrán que o ‘seca las fuentes o se lleva las puentes’ . De eso por aquí
sabemos un rato largo. El 28 de septiembre de 2012 a las claras del día –
bueno, comenzó de madrugada – vino una de mondar peces. Dos muertes, se llevó
de cuajo el puente de hierro sobre el Guadalhorce en la barriada de la Estación
y a otro, el que salvaba el arroyo de las Piedra. (Todo eso para otro día)
A lo que iba. Escribía el
maestro Barbeito que ya no hay cuadrillas centenarias de hombres empleados en
el ordeño de los olivares. Aquí, en la zona de Álora, la propiedad está más
repartida y son más pequeñas las extensiones y por tanto las cuadrillas de
recolección.
La variedad de aceituna
‘manzanilla aloreña’ tiene unas cualidades excepcionales para consumirla como
aceituna de mesa. Despega con gran facilidad la pulpa del hueso, posee un aroma
especial y su sabor la hace diferente a otras variedades que también acuden a
nuestras mesas.
La manzanilla aloreña
tradicional se obtiene en olivos injertados sobre acebuches. La agricultura
modera ya las saca en viveros especializados, pero dicen los que saben que una
aceituna de un olivo criado un barranco… como esa pocas, muy pocas, por no
decir ninguna.
Ya debería estar el verdeo en
todo su apogeo. Hay poca cosecha, muy poca y además tiene un calibre inferior
al que debería tener y muchas no van a pasar la criba y terminarán o en el
molino o aderezada pero como ‘perdigón’ que, en años normales, casi sería
desechada. Este año no hay cosecha. Ya se sabe, donde no hay harina todos son
mohínas – va la cosa de refranes – y en el fondo no es más que la sabiduría del
hombre del campo que sale a la luz de día.
Todavía estamos a tiempo. Hoy
entra el otoño. Ojalá Quien manda le diga a las nubes que se den una vuelta,
que suelten algo de lo que llevan dentro pero con la mesura de no hacer daño,
que cuando se ven las cosas que ocurren en otros sitios a uno se le parte el
alma….
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