15 de septiembre, jueves. Recibo una llamada. “Aunque
estén menudas – me dice Barbeito – tráete las aceitunas y pasamos la noche
juntos con un grupo de amigos. Hablo en el Vincci La Rábida sobre el toro bravo”.
Es la presentación - en Santander, la hizo Alfonso Ussía – de Go Tauro en
Sevilla y…
No hizo falta más. Allí nos
concitamos Rogelio Reyes, Víctor Jiménez, Francisco Gallardo, Diego León, Ángel
Formoso, Domingo Acosta, Fernando Cepeda… Rigor. Video – ¡Dios mío, qué belleza
de imágenes, de palabras en la dehesa!
El maestro, a puerta gayola, recibe el puñado de folios, pétalos de una rosa de ensueño. Nos los regala, uno
a uno, con cadencia, con esa inflexión, con musicalidad con la que solo
Barbeito trata a la palabra. Las hace de terciopelo, como una brisa mañanera.
Se abre en poesía, metáforas, luceros - “alamares en las noches del campo o de las
eras, -, lunas llenas o en cuartos crecientes”. Todo su pregón – el toro sin
nombrarlo – son cuentas de un rosario desde el nacimiento a la gloria.
Barbeito lleva embebida la
palabra con la suavidad de capa de Morante que se envuelve en ella; con el
mando de Curro, que paraba, cuando era preciso, el tiempo; de Camino, de
Cepeda, de Parada…, néctar de uva moscatel de la Axarquía, fuerza que sale y se
escapa de esos ojos que miran y ven…
Rogelio Reyes sienta cátedra y
dice que el texto de Barbeito reclama con urgencia luz en palabras escritas.
Tiene – agrega- aliento lírico, originalidad, inventiva de imágenes que todo
amante de belleza verbal tiene que conocer.
Rogelio y Diego León que
presenta dentro de unos días un nuevo libro – ya lo hizo con el torero Cara
Ancha y Aznalcázar – sobre pueblo y Víctor que me dijo que aunque la poesía hoy
no vende, va por la media docena de libros publicados y le digo que algo tiene
el vino cuando lo consagran…, Francisco Gallardo Cuadernos de San Lorenzo , ternura, belleza, vida, una letanía de
recuerdos; Ángel, preciso, oportuno en su profesión y Domingo Acosta, bonhomía
de trato, donde afloran recuerdos del cardenal Bueno Monreal de quien me cuenta
cosas…
La Giralda como en la noche del
Doña María, o en la tarde de terraza en el Hotel Inglaterra, o ésta, del
Vincci, está como tiene que ser, en su sitio. La tertulia compartida se deshizo,
cuando, la madrugada, en evocación de Miguel
‘pajareaba” por los tejados. Fue corta, muy corta. Barbeito, sublime;
nosotros, fascinados…
Muchas gracias por tus palabras, querido Pepe. Sentimental crónica de una noche de amigos, de palabras, de ambiente taurino, y eso que se te ha olvidado enumerar la hermosa "cuadrilla" (valiosísima en todo) de mujeres que estaban con nosotros, en nuestro grupo, no inferiores en méritos a los hombres que estábamos: Paqui, María José, Amalia, María, Lola...
ResponderEliminarGracias, amigo. Enhorabuena.