Álora. Puente Nuevo sobre el río Guadalhorce
28 de
septiembre, miércoles. No es aquel puente sobre el río Kwai
perdido en una selva de Asia que tienen que construir unos prisioneros en la
Guerra Mundial. No es Birmania, ni es un ferrocarril vital en las estrategias
militares. Tampoco hay gente que huye ni todo aquello que narraba la película
épico-bélica de 1957, con siete menciones a los Óscar… Por cierto, ¿saben lo
que sobrevivió de aquella película? La banda musical. Si tienen tiempo, escúchenla,
es monótona y repetitiva, pero es sumamente original.
No es tampoco el puente de Long
Island que une Manhattan y Brooklyn en la ciudad de Nueva York. Lo levantaron
entre los años de 1870 y 1883. Durante mucho tiempo mantuvo el record de ser el
puente colgante más grande del mundo, construido con cables de acero y símbolo
de uno de las dos ciudades pilares (la otra, París) del mundo. Es uno de los
símbolos de Nueva York, emblema de la ingeniería del XIX.
No es el Puente de Triana,
santo y seña, identidad de la ciudad de Sevilla donde una noche de agosto, a
sus veras, una puñalada certera, por celos, acabó con la vida de Juan de la
Cruz Reyes, “el Canario” cantaor, creador de la ‘Malagueña cunera’ nacida en Álora. Es el puente por donde se pueden
admirar muchas bellezas, pero ninguna
comparable al paso de El Cachorro… Es difícil ver una cara agonizante como la
de ese Cristo, pero cuando pasa por el puente, entonces, eso, además, ya es
otra cosa…
Este puente sobre el
Guadalhorce sustituye al que hace diez años, una mañana donde a Dios se le fue la
mano, lo rompió una riada. Era el veintiocho de septiembre de 2012. Diez años
después, tras ímprobos esfuerzos, el Ayuntamiento de Álora, ha conseguido que
entre varias administraciones se hayan puesto de acuerdo y… ¡Ahí está! No es de
hierro como el anterior, no guarda como aquel la literatura que podía hacer
competencia a los Puentes de Madison, o de batallas como la de Alcolea: “Permita Dios que te veas / cono se vio
Novaliches / en el puente de Alcolea”. Es nuestro para disfrute y goce,
para unión de las dos orillas…
Otra copla, según qué variantes,
se puede seguir cantando. A mí, particularmente me gusta, la que dice: “Paso
ríos, paso puentes, / siempre te encuentro lavando / los colores de tu cara /
el agua se va llevando…”
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