viernes, 30 de septiembre de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día


 

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. No todo era oro

 


30 de septiembre, viernes. A veces magnificamos lo ocurrido en otros tiempos. Ponderamos las aportaciones de Roma a la Historia. La lengua, el Derecho, la organización política que imperó durante muchos años o las vías de comunicación irrefutables y muy valoradas.

Hay también oscuros y nubarrones en aquella sociedad. El noventa por ciento de la población era pobre. El diez por ciento restante, se repartía la riqueza a la que el pueblo llano no tenía acceso. Una manera de calmarlo fue con una máxima que ha durado hasta nuestros días: “pan y espectáculos”

La población era mayoritariamente campesina. Cultivaban cereales, principalmente trigo y leguminosas. Después vino la vid y el olivo y, como árboles frutales, la higuera que se complementaba con hortalizas. El lino se empleaba para la elaboración de tejidos.

Era gente ruda y sacrificada. Aguantaba las calores de verano y los rigores del invierno hasta el punto que a la hora de reclutar personal para sus ejércitos (Roma siempre estuvo en guerra contra todos los pueblos que la rodearon hasta dominarlos) buscaban en los campesinos a los posibles soldados. Valoraban su capacidad de aguante y sacrificio.

Los campesinos vivían de manera muy humilde, rozando el umbral de la pobreza. Recibían siempre una renta inferior a la de otras profesiones como carpinteros, alfareros o herreros. Mejoraron las técnicas agrícolas con la introducción del arado para labrar la tierra, o los molinos para extraer el aceite o moler el grano. Los grandes latifundios estaban en manos de patricios. El pequeño campesino vivía soportando todas las adversidades.

A los romanos debemos, también, el uso del barbecho como alternancia de cultivos, dejando descansar en años alternativos una hoja de tierra para aprovechar su fertilidad sin agotarla, la construcción de presas y canales de riego que, posteriormente perfeccionaron los árabes.

Como vías de comunicación las calzadas supusieron una gran innovación. Muchas – sus restos – han perdurado hasta nuestros días y se ha utilizado su trazado para las carreteras actuales. Todas tenían un doble fin. Acercar al ejército a cualquier punto de rebelión para sofocarla y llevar la comida (granos, carne, aceite o vino) o lo explotado en la minería hasta Roma que era la gran beneficiada.

El pueblo llano (los esclavos no tenían ningún derecho) no vivió con bienestar ni gozó del derroche (bacanales) que, en ocasiones, conocieron los ricos, pero no los pobres.

 

jueves, 29 de septiembre de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día


 

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Oración para una mañana de otoño

 

             


29 de septiembre, jueves. Hoy, Señor, ha amanecido un día fresquito. Sobre la sierra, nubes deshilachadas, de tonteo. Decía la veleta que era viento del noroeste, o sea terral, ese que en verano achicharra y lo deja todo traspillado. Como era temprano, aún venía con algo de fresco.

El sol, porque Tú lo tienes dispuesto así, cada mañana aparece entre el Cerro Calabaza y el Cerro de la Farola. A medida que avanzan las estaciones, cada día se mueve un poco por la línea del horizonte y así, cíclicamente, todos los días del año.

Le tengo dicho a un amigo que yo todos los días te doy gracias porque veo como la luz, o se Tú, que eres la Luz lo invades todo, lo escudriñas todo y llegas a los rincones más insólitos. No dejas un hueco en el que esa luz tuya no le dé el toque especial de tu presencia.

Anoche el cabrero bajó tarde, muy tarde de la sierra. En verano era normal, aprovechaba las horas de menos insolación, pero ahora que la oscuridad es más larga… Bueno, él sabe lo que hace. Tuvimos las ‘sinfonía’ del reencuentro de los perros que defendían sus parcelas. La luna ya está en cuarto creciente tenía una configuración especial. Está preciosa, como cuando se pone a los pies de tu madre…

Quiero decirte que hoy los mirlos han madrugado. Lo hacen todas las mañanas. Los estorninos se las andaban casi de madrugada en la higuera. Ya sabes, los higos están muy maduros y ellos, que son muy pícaros, acuden casi con el alba para desayunarse en los pimpollos. Cuando observaron mi presencia salieron despavoridos como quien se ve sorprendido haciendo alguna fechoría…

Los cormoranes cogieron sitio en los troncos secos. Querían saber cómo había quedado el Puente Nuevo del río…

Señor, necesitamos un rocío de agua. No con esa intensidad con la que cae en otros lugares. (De verdad que las imágenes de Florida dan pánico). Solo como cuando tú – eso lo decía el maestro Barbeito y lo bordó – te pones a tocar el arpa de la lluvia… Y es entonces cuando se toman los puertos que comunican los dos lados de las sierras y el cielo se tinta de ese color tan especial que solo Tú sabes darle y salen las alúas y huele a tierra mojada, y…

miércoles, 28 de septiembre de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El Puente


                                      

  

                    Álora. Puente Nuevo sobre el río Guadalhorce


28 de septiembre, miércoles. No es aquel puente sobre el río Kwai perdido en una selva de Asia que tienen que construir unos prisioneros en la Guerra Mundial. No es Birmania, ni es un ferrocarril vital en las estrategias militares. Tampoco hay gente que huye ni todo aquello que narraba la película épico-bélica de 1957, con siete menciones a los Óscar… Por cierto, ¿saben lo que sobrevivió de aquella película? La banda musical. Si tienen tiempo, escúchenla, es monótona y repetitiva, pero es sumamente original.

No es tampoco el puente de Long Island que une Manhattan y Brooklyn en la ciudad de Nueva York. Lo levantaron entre los años de 1870 y 1883. Durante mucho tiempo mantuvo el record de ser el puente colgante más grande del mundo, construido con cables de acero y símbolo de uno de las dos ciudades pilares (la otra, París) del mundo. Es uno de los símbolos de Nueva York, emblema de la ingeniería del XIX.

No es el Puente de Triana, santo y seña, identidad de la ciudad de Sevilla donde una noche de agosto, a sus veras, una puñalada certera, por celos, acabó con la vida de Juan de la Cruz Reyes, “el Canario” cantaor, creador de la ‘Malagueña cunera’ nacida en Álora. Es el puente por donde se pueden admirar muchas bellezas,  pero ninguna comparable al paso de El Cachorro… Es difícil ver una cara agonizante como la de ese Cristo, pero cuando pasa por el puente, entonces, eso, además, ya es otra cosa…

Este puente sobre el Guadalhorce sustituye al que hace diez años, una mañana donde a Dios se le fue la mano, lo rompió una riada. Era el veintiocho de septiembre de 2012. Diez años después, tras ímprobos esfuerzos, el Ayuntamiento de Álora, ha conseguido que entre varias administraciones se hayan puesto de acuerdo y… ¡Ahí está! No es de hierro como el anterior, no guarda como aquel la literatura que podía hacer competencia a los Puentes de Madison, o de batallas como la de Alcolea: “Permita Dios que te veas / cono se vio Novaliches / en el puente de Alcolea”. Es nuestro para disfrute y goce, para unión de las dos orillas…

Otra copla, según qué variantes, se puede seguir cantando. A mí, particularmente me gusta, la que dice: “Paso ríos, paso puentes, / siempre te encuentro lavando / los colores de tu cara / el agua se va llevando…”

 

 

 

martes, 27 de septiembre de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Pereda, ¿obsoleto?



27 de septiembre, martes. Mañana luminosa de verano. Paseo. Entro en la iglesia de San Sebastián. Tiene un magnífico retablo barroco. Por la linterna entra la luz de las primeras horas del día. Huele a humedad y a iglesia vieja. Salgo a la calle. Pido, en el ‘Flor de brezo’, un ‘mitad’. Cara de extrañeza del camarero. Rectifico de inmediato.

-          Un café con leche, pequeño, y un pincho de tortilla, por favor. A veces el subconsciente…¡ya se sabe!

Por la calle Mayor ando junto al Ebro casi recién nacido… Salgo de Reinosa. Me encamino hacia el Puerto de Palombera. Está en la coronación. En el Campoo Alto. Serpentea la carretera. Tiene buen piso, es ancha y a ambos lados pastan vacas de pelo canoso, de la raza ‘tudanca’. Es el ganado de estas tierras…

En la cima hay un coche de la Guardia Civil. Me estaciono cerca de ellos. La pareja la forman dos hombres jóvenes. Uno se acerca. Me saluda cordialmente, le doy los buenos días y me pregunta qué se me ofrece.

-         Nada en especial. Verá, voy siguiendo los pasos de una novela, una obra literaria del siglo XIX, que escribió un novelista de aquí, bueno, de aquí exactamente, no, de un poco más abajo, de Polanco, Peñas Arriba…

Le digo que es una obra costumbrista donde se recoge el habla y de manera descriptiva el paisaje desde el puerto hasta la casa de Tablanca, nombre figurado. Es una novela, agrego, casi desconocida porque ahora eso de leer no está de moda. El hombre me esboza una sonrisa y casi me reconoce que él tampoco lee mucho y por supuesto desconoce lo que le estoy contando…

Le digo que en Peñas Arriba, José María de Pereda cuenta que Marcelo, el protagonista vive en Madrid y acude a casa de su tío Celso. La descripción de los paisajes – añado - es extraordinariamente bella y que incluso participa en la cacería de un oso y que Chisco, el criado que acudió a recogerlo al tren en Reinosa, le va contando cosas por el camino y que él se quedará luego a vivir en aquella tierra que acababa de descubrir…

Yo no voy a quedarme por ahora. Quiero bajar por el Saja hacia San Vicente de la Barquera y el hombre, que me ha aguantado con paciencia franciscana, me dice:

-         La carretera tiene muchas curvas, vaya con cuidado…

 

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día


 

lunes, 26 de septiembre de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Mar de otoño

       


26 de septiembre, lunes.  Se va lentamente la tarde. Se va la luz como se va el recuerdo de un amor que fue y se perdió hace mucho tiempo, como se fueron esos suspiros que una vez se llevó, no se sabe adónde, un mal viento al revolver de una esquina, como se fueron las miradas que buscaban, sin hallarlo, un encuentro.

Unas nubes que van para alguna parte cruzan un cielo azul. En otros lugares, el cielo no está totalmente limpio y deja una estela tenue, difusa, diluida como si quedasen sobre su suelo el polvillo que levantaron los ángeles en sus horas de asueto en los juegos del recreo.

Un efecto óptico parece que muestra un reventar de olas contra los acantilados lejanos entre una medio bruma que no es pero quiere serlo. “Las olas del mar bravío – que éste no lo es – se estrellan contra las rocas / igual que los besos míos se estrellan contra tu boca”. Lo decía la copla. Más de una vez y de dos, a esas horas de la madrugada donde todo parece distinto más de una vez salió de una garanta rota.

Hay una montaña más cercana. No tiene árboles. Es una montaña desnuda. Como se desnuda el alma cuando habla con ella misma y se cuenta sus cosas. Son esas cosas que no sabe nadie, que no conoce nadie, que solo queda encerrada dentro y, de vez en cuando, se escapa a lomos de un ahogo profundo, diferente y propio.

Camina alguien por la playa. Orilla la lengua del agua. “Como los hombres tristes – escribió un día Juan Ramón – siendo tantos cada uno solo”. Hay una estela blanca como un encaje primoroso de vainica doble para darle a la tarde ese toque especial que solo tienen las cosas bellas y únicas.

Entre la arena y el agua quedan restos de lo que el mar ha ido devolviendo, en su ir y venir constante, lo que la tierra le dio un día. Entre los dos, tierra y mar se hablan de una manera que entre ellos solo pueden hacerlo y al igual le dice, “ahí te devuelvo lo tuyo que yo no me quedo con nada de nadie”.

Cae la tarde. No hay gaviotas ni barcos lejanos que lleven sueños ni traíñas que se alejan solo lo preciso por si en un momento hay que volver de prisa a tierra… Mar de otoño, mar de sueños.


domingo, 25 de septiembre de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada dia

 Permitidme que la rosa de hoy se la dediquemos a todas las personas del Asilo de las Hermanitas de los Pobres


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Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Desconocidas.


 

              Asilo de las Hermanitas de los Pobres. Málaga

 

25 de septiembre, domingo. Nos llueven noticias negativas. Guerras, insolidaridad y egoísmos… Unos se sobreponen sobre los demás. Siempre pierden los más débiles: niños y ancianos parecen que se llevan la palma.

Hay quien opta por apagar los telediarios. Me decía un amigo que un hombre desinformado es una persona sin criterio. No es el caso. Quizá sea hastío e impotencia ante tanta crueldad.

Existe, afortunadamente, otra parte de la humanidad que equilibra los platillos de la balanza. Es la gente anónima. Desconocemos sus nombres ni quiénes son, qué los mueve a actuar así, aunque si se hace un análisis profundo la horquilla puede ir desde la filantropía hasta la actuación guiada por compromisos religiosos. Le dan sentido al modo de vivir su vida o su fe.

Me viene esto a la cabeza porque, por azar, he pasado por la calle Fortuny, número 3, en la explanada de la estación, en la confluencia de calle Cuarteles – ¿se acuerdan de Casa Catalina y de aquellos cartuchos de pescado frito? – con calle Héroe de Sostoa… Antiguo barrio de El Bulto, playa de San Andrés. Allí está el Asilo de las Hermanitas de los Pobres.

Dice la estadística que una parte considerable de la población española se las anda en el umbral de la pobreza en los tiempos que corren de contenedores de basura llenos por las noches… Pues así se escribe la historia.

Las Hermanitas de los Pobres pertenecen a una asociación religiosa católica fundada en Francia en 1839. En la segunda mitad del siglo XIX llegaron a Málaga. Tuvieron la ayuda del marqués de Larios, Martín Larios y Herreros – por cierto el marqués y parte de su familia está enterrado allí – y de otros próceres malagueños de aquel tiempo. Su finalidad es prestar ayuda a los más indefensos de la sociedad: ancianos y, además, pobres.

Las Hermanitas – de las que desconocemos sus nombres, solo el de la superiora por motivos obvios, ya que no son fantasmas – acogen (en tiempos pasados, la cosa fue aún más dura) a un grupo de personas que no llegan al centenar por motivos de espacio. No venden humo. Viven de la generosidad y ayuda de Instituciones, de particulares y de un voluntariado que da lo mejor de sí mismo.

Pasamos por la puerta. El edificio, magnífico; la labor que se realiza dentro, lo supera. Son unas desconocidas. Es la gente que ayuda a que esta sociedad supere los problemas de cada día.

sábado, 24 de septiembre de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. España desconocida: Los Ancares, tierra de lobos y pallozas

 

                                     


        Los Ancares. Palloza


 24 de septiembre, sábado. Por el puerto del Acebo hemos bajado hasta encontrarme, de nuevo, con el Navia, ahora remansado en el embalse de Negueria. El pantano es oscuro y tenebroso.  Sobrecoge. Se siente la necesidad de salir de allí. No me gustan las aguas remansadas de los pantanos, ni su color ni su olor. Salgo hacia San Antolín de Ibias y, puerto arriba, enfilo el camino de los Ancares.

Todavía existen pistas terrizas y senderos sin señalizar. La experiencia, excepcional. La poca gente que encuentro en San Clemente, en Rao, es extraordinariamente amable. En Balouta y Suarbol  brillan los tejados de pizarra gris con el sol del mediodía. En Piornedo, las pallozas, - “Teitadas con palla de centeno” - reliquias del pasado, denuncian lo dura que fue la vida por estas tierras.

Pablo hace años que pasó el ecuador de la vida. Pablo es enjuto, de pocas palabras y ojos brillantes. Esos ojos que han visto mucho y llevan puesto el peso de la vida. Me cuenta que de joven se fue a Bilbao. Trabajó en el monte, pero la rapaza no se hallaba y regresé…

-         Le pregunto cómo va lo del lobo por estos lugares

-         Calle, home, me dice entre medio gallego y castellano, calle, del lobo hablan los que no lo conocen. Los animales matan para comer; el lobo mata por gusto...

Bajo por el Valle de los Ancares. Toda la Reserva Nacional está quemada. Rebrota el monte bajo. Muñones de árboles ennegrecidos. Se encoje el alma al pensar en la crueldad que el hombre es capaz de encerrar dentro.

En Pereda de los Ancares – en otros lugares, también – conservan algunas pallozas. Son construcciones de muros de pizarra y techos de paja. Aquí dentro convivieron personas y animales. La vida debió ser dura con extremosidad. Compro unas botellas de orujo hecho en el alambique propio. Es alcohol puro… Raja como una faja que puede abrir en canal un lobo, un ternero, un hombre…

Sigo camino. A media tarde, desde un Puente Romano veo a la gente que chapotea y ríe en las aguas cristalinas y limpias del  río Burbia. Vega de Espinareda tiene una playa fluvial y una joya en el monasterio Benedictino de San Andrés que estaba cerrado por obras. Fabero levanta monumento al minero. La tarde se escapa, como a los niños, que jugaban hace un rato en el río, se les escapaba el agua…

 

viernes, 23 de septiembre de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Se van...

 

                                      


23 de septiembre, viernes. El otoño ha llegado vestido con ropaje de verano. Dice el hombre del tiempo que ha sacado las nubes del armario y que se las ha puesto para andárselas por los montes de Galicia y por la cornisa cantábrica. Dice también, que se ha echado sobre los hombros el ropaje de gotas frías para darle un vistazo a las costas del Mediterráneo. Por Canarias, aquellas islas – donde rompe la espuma de nácar del Atlántico -  que de vez en cuando dan un susto con sus volcanes, parece que la cosa pinta con agua abundante…

Se ha corrido la voz entre las aves, esas que se vienen por temporadas a nuestras tierras y saben que tienen que recoger los bártulos porque ahora toca pasar el invierno – cuando vengan los fríos, claro – en tierras lejanas. Esas tierras están al sur, al sur del sur, al otro lado del mar, más allá de los desiertos de arenas calientes donde las estrellas, porque su atmósfera está limpia, parecen que pueden desgajarse del Universos con los dedos de la mano…

Han repartido los boletos de partida. Tienen recogidas ya las ropas las águilas culeras y los moritos, y los aguiluchos cenizosos, lavanderas, terreras, águilas calzadas…Sobrevuelan los arrozales que esperan – antes la hoz – ahora las maquinas cosechadoras. En otro tiempo venían muchachos de la Sierra y de más allá de la Sierra y daban lo mejor de ellos mismos en la siega de la mies blanca.

Ya está granado el arroz. Me decía alguien que sabe de la cosa que se siega a finales de septiembre, pero aquel que se sembró un poco más tardío llega hasta la mediación de octubre, cuando ya el otoño tiene mando en plaza, las noches se alargan y comienza a aparecer el rocío – el otro está allí siempre - mañanero.

Antiguamente la marisma – cuando llovía como tenía que llover – ya hacía acopio de agua en sus carrizales y en sus islas “¡Donde se fueron los moros que no se quisieron ir” (eso lo decía Fernando Villalón) pastaban aquellos toros que él quería de ojos verdes… Ya se sabe hay caprichos como los del amor que no se consiguen y llevan a la ruina. Lo que sí se consigue – eso lo dice el maestro Barbeito – que en las noches limpias los luceros sean alamares en la oscuridad y los toros conviertan las babas de su bravura en telarañas de miedo…

 

 

 

 

jueves, 22 de septiembre de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Dichoso femenino

 



22 de septiembre, jueves. La clase de Quinto de la desaparecida E.G.B (o sea Educación General Básica) implantada por ministro Villar Palasí, estaba en el tercer piso de un colegio nuevo construido a las afueras del pueblo. El edificio, muy mal orientado. En los días de invierno en  las clases que daban al norte no entraba ni un triste rayito de sol. Hacía frío; en verano el calor, inaguantable…

El maestro de Lengua era un hombre de mediana edad, ligero de peso, serio y muy metódico. Los chavales – su sola presencia ya ayudaba – le prestaban atención sin pestañear con un silencio propio de los tiempos de entonces.

El hombre comenzó a explicar. “Las personas y animales se distinguen entre sí por el sexo. En las personas se distingue entre hombre y mujer; en los animales entre macho y hembra. Las cosas no tienen sexo…

Los chavales atendían. Las moscas seguían su cometido de revoloteo sobre las cabezas… Algunos miraban por los ventanales a las tórtolas turcas que se posaban en los pimpollos de los cipreses del jardín del colegio o desparramaban la vista por los montes lejanos…

El determinante, continuó el maestro, da a conocer el género y así “el” nos dice que es masculino; “la”, femenino. “Las palabras – les dijo – se transforman cuando cambian de género… Por ejemplo: el león, la leona; el canario la canaria…

El hombre seguía con su manera de llevar hasta el personal el tema y para amenizar preguntó:

-         A ver, de gato…

-         Gata, maestro… ¡Muy bien!

-         De niño…

-         Niña…. ¡Fenomenal!

Prosiguió. Hay palabras, sin embargo, que son diferentes para designar el género masculino y el género femenino y así tenemos que de ‘toro’, el femenino es vaca; de ‘carnero’, oveja; de caballo, yegua; de padre, madre…

En otras, la palabra es la misma. Para diferenciarlos le agregamos, “macho” o “hembra” y así nos dirá si es masculino o femenino. Por ejemplo: “gorila macho”; “águila hembra”

Señaló, a al azar, a uno de los que miraban por la ventana. Si yo te digo:

-         Elefante ¿Cuál es su femenino?

Otro, de los que también estaban más en el paisaje de la calle que en la clase, interrumpía con vehemencia:

-         Yo, maestro, yo…

-         A ver…

-         De elefante…“La ilifanta Elena…”.

El maestro no dijo nada. Entre labios, se escuchó: ¡niño que me vas a buscar una ruina…!

 

miércoles, 21 de septiembre de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Verdeo



                     Aceituna de la variedad: Manzanilla aloreña

 

21 de septiembre, miércoles. El año viene así porque Quien manda lo ha decidido. Ni una gota de agua después de la primavera, ni un chaparrón tormentoso que, derramado con vergüenza, sobre los olivares habría puesto la aceituna – la de verdeo, claro – en su punto y hora. Va a ser como que no.

Se va septiembre, ese que dice el refrán que o ‘seca las fuentes o se lleva las puentes’ . De eso por aquí sabemos un rato largo. El 28 de septiembre de 2012 a las claras del día – bueno, comenzó de madrugada – vino una de mondar peces. Dos muertes, se llevó de cuajo el puente de hierro sobre el Guadalhorce en la barriada de la Estación y a otro, el que salvaba el arroyo de las Piedra. (Todo eso para otro día)

A lo que iba. Escribía el maestro Barbeito que ya no hay cuadrillas centenarias de hombres empleados en el ordeño de los olivares. Aquí, en la zona de Álora, la propiedad está más repartida y son más pequeñas las extensiones y por tanto las cuadrillas de recolección.

La variedad de aceituna ‘manzanilla aloreña’ tiene unas cualidades excepcionales para consumirla como aceituna de mesa. Despega con gran facilidad la pulpa del hueso, posee un aroma especial y su sabor la hace diferente a otras variedades que también acuden a nuestras mesas.

La manzanilla aloreña tradicional se obtiene en olivos injertados sobre acebuches. La agricultura modera ya las saca en viveros especializados, pero dicen los que saben que una aceituna de un olivo criado un barranco… como esa pocas, muy pocas, por no decir ninguna.

Ya debería estar el verdeo en todo su apogeo. Hay poca cosecha, muy poca y además tiene un calibre inferior al que debería tener y muchas no van a pasar la criba y terminarán o en el molino o aderezada pero como ‘perdigón’ que, en años normales, casi sería desechada. Este año no hay cosecha. Ya se sabe, donde no hay harina todos son mohínas – va la cosa de refranes – y en el fondo no es más que la sabiduría del hombre del campo que sale a la luz de día.

Todavía estamos a tiempo. Hoy entra el otoño. Ojalá Quien manda le diga a las nubes que se den una vuelta, que suelten algo de lo que llevan dentro pero con la mesura de no hacer daño, que cuando se ven las cosas que ocurren en otros sitios a uno se le parte el alma….

martes, 20 de septiembre de 2022

Una hojas suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día


 

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Hitos del pasado

 

                            


          Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús. Las Mellizas. Álora (Málaga)

 

Alora, tiene, en su término municipal tres estaciones de ferrocarril, en la línea Córdoba-Málaga.  La propia, que lleva el nombre del pueblo, la de El Chorro y la de Las Mellizas. La más ‘moderna’ – hoy como la de El Chorro, un recuerdo -  la de Las Mellizas. Ha perdido el servicio de viajeros y el de facturación de paquetería…

El 13 de enero de 1913, se autorizó a la Compañía de Ferrocarriles Andaluces para establecer en el punto kilométrico 148,500 de la línea Córdoba-Málaga entre las estaciones de El Chorro y Álora un apartadero destinado a efectuar el cruzamiento de trenes, denominado con el nombre de Las Mellizas”.

El pago se denominaba “Palmar de la Gallega”; el nombre de Las Mellizas – que posteriormente se impuso – correspondía a la margen izquierda del río.   El 26 de noviembre de 1917 estaba concluido. A la salida de la estación con dirección a El Chorro se salvó el cruce del río Guadalhorce con un nuevo puente (km. 43) reforzado para admitir más peso de mercancías, sobre dos majestuosos pilares de sillería de 18 metros. Se levantó otro, aunque de menor altura, sobre el arroyo de La Teja.

El jesuita, Tiburcio Arnáiz nacido en Valladolid realizó una enorme labor social en Málaga y en su provincia, acompañada de Misiones en distintos puntos. Dejó una huella enorme en la zona de Las Mellizas. Por impulso suyo se edificó en paraje conocido como la Loma de las Garcías, entre la carretera de El Chorro y la estación de ferrocarril, una iglesia consagrada al Sagrado Corazón de Jesús. Las obras comenzaron en 1923. El 18 de noviembre de 1924, se consagró. En sus aledaños se levantó, también una escuela atendida – al igual que la de El Chorro – por las Hijas de Caridad que acudían, diariamente, en el tren.

Un año antes de su muerte ocurrida en 1926, -probablemente una de las últimas salidas fuera de la capital -  el 7 de febrero de 1925 predicó una nueva Misión en Las Mellizas. Acudió gente (en aquellos años los desplazamientos eran a pie o en caballerías quien las tenían) de los pagos rurales limítrofes, Los Llanos, Virote, Arroyo de Las Piedras, Caracuel, Bombíchar… La Misión duró cuatro días y concluyó con una Misa de “Angelis”.

El padre Arnáiz, realizó una ingente labor con los más pobres y marginados y murió en olor de santidad. La iglesia tramita su santificación.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

lunes, 19 de septiembre de 2022

Una hoja suelta de cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada


 

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. ¡Ole, guitarra!


                                      


         Valle de Abdalajís. Málaga

 

19 de septiembre, lunes. El Valle de Abdalajís es un pueblo blanco, impoluto a orillas del arroyo de las Piedras y a pie de la Sierra que le da nombre. Pertenece a la Penibética. Su paisaje kárstico le confieren una nota especial en contrapunto a las lomas que descienden de las laderas de El Torcal.

El Valle – así, en abreviatura – tiene una historia rica. Vespasiano le dio entidad de población. Entonces se llamaba Nescania. Erigieron monumentos a Séneca, a Trajano y a algunas deidades. Restos de estos monumentos están esparcidos por museos de Antequera, Málaga o el propio pueblo.

Abdelazis, hijo del caudillo Musa, fijó allí durante un tiempo su residencia; luego, marchó a Sevilla donde dejó una torre que se conoce con su nombre. Tuvo mala suerte y lo asesinaron. Esas cosas suelen pasar.

El Valle venera por patrón a San Lorenzo y celebran sus fiestas a mediados de agosto. Como todo pueblo que se precia tenía su Festival de Cante en el que participaban (la economía no daba para más) aficionados.

D.N. hombre de gran envergadura, fuerte, con brazos como un cortador de troncos del País Vasco y una voz potente que daba el pastel de un posible cantaor con dominio de los palos grandes.

Fui, me dijo, con otros amigos a la feria. Allí había más gente que en el entierro de la reina de Inglaterra. Yo tenía hambre como un caracol en un espejo o como un lagarto amarrado a una pita…

- O como los pavos de doña Julia, le dije, que levantaban los raíles del tren para comerse las cochinitas…

- Eso, eso…

Vi – continuó - que había un montón de platitos con jamón puestos en una mesa, que le arrimaban a los cantaores.  Y vino, de botellita. “Me apunté…”

Cuando llegó su turno, subió al tablao. La guitarra rasgueaba y daba los acordes…

-         Niño, le dijo, a uno de los arrimaos, ‘recarga’ la copa y ‘tráete otro platito’…

D.N. se iba y venía al jamón, entre tiento y tiento… Mas rasgueo de guitarra. Aquello se alargaba.  El guitarrista, le apuntaba:

-  Arráncate, arráncate…

 Y él, por respuesta, mientras se acompasaba con palmas sordas, otro tiento y…

- ‘Ole guitarra’, ‘ole guitarra’…

 En eso se acercó el alcalde y bajito, como para que no lo escuchara nadie, le dijo:

-         Anda, bájate, bájate de ahí, que esta noche te puedes ir caliente…

domingo, 18 de septiembre de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El Cerrillo


                


 Alora. Castillo de las Torres desde la calle Negrillos

 

18 de septiembre, domingo… Me echo a andar. Tarde ventosa, aire de levante. Me voy sin rumbo, me pierdo por las calles viejas… y entonces, recuerdo que con el nombre de Cerrillo aparece en XVI, en contraposición del Cerrillo de Poco Pan, el otro Cerrillo por el que se escapaba el pueblo. De los dos, con ese nombre, solo ha perdurado el segundo y, además, apocopado.


En el Cerrillo frente al Castillo de las Torres se apostaron las baterías – pasavolates y ribadoquines – cuando la toma de Álora en 1484, por los Reyes Católicos.


Se extendió el pueblo. Aparecieron calles y más calles: Nueva, entroncada con la de Atrás; Negrillos – de un encanto excepcional – que baja o sube, es cuestión de perspectiva, desde la Callejuela o Nueva que es lo mismo; Herradores, en la mediación de la ladera; Bajondillo, un escalón por debajo y por encima del arroyo de la Tenería, y Granadillos, la más baja junto a la cañada que la separa de la calle Toro.


La calle Negrillos, pendientes y pintorescas. Asombro de propio y de extraños. Aparece en asientos de Escrituras de 1551. Puede deber el nombre a las comparsas radicadas en la calle que salían con las caras pintadas para regocijos públicos. No aparece en ningún documento como lugar habitado por personas de color. El 21 de junio de 1673 se impone un censo sobre una casa, con el número 6 de dicha calle. El 23 de octubre de 1869 el Ayuntamiento acuerda cambiarle el nombre, sin prosperar, por el de Alcolea.

La calle Nueva comienza en la de Atrás. Termina en la de Herradores. Bastante irregular, pendiente. Enlaza al final de su acera izquierda, con la de Negrillos. Originariamente comunicaba con la Calleja de Romero, vulgarmente llamada Callejuela del Molino. La Contaduría de asientos de Escrituras la nombran Nueva o del Molino. En 1594 consta una Escritura de Gonzalo Pérez de Mayorgas referente a una casa de la calle Nueva.

Herradores comienza en Rosales (Encinasola) y termina en la calle Nueva. Llana, con calzadas en la acera derecha para su acceso. Tomó nombre del oficio para herrar caballerías. Está documentada en 1622.

Bajondillo, entre la cañada de la Tenería y Herradores. En el libro de Bautismos de 1567 aparece el nombre de María González de la que fueron padrinos los hijos de Juan Fernández, del Bajondillo.

Granadillos arranca en la calle Romero y baja hasta la de Don Tomás García. Antaño, ejidos; hoy salida hacia el extrarradio. Subo, bajo, deambulo, pienso…

 

sábado, 17 de septiembre de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día


 

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. España desconocida: Fonsagrada


   

 Seimeiras de Queixoioro. Fonsagrada. Lugo

 

17 de septiembre, sábado. Tropiezo con unos apuntes de un viaje de hace unos años. No están publicados, pienso que puede ser el momento…

Estoy en la costa – atrás ha quedado la Asturias profunda desde Corias a Taramundi – Echo un vistazo a Ribadeo. El río, el Eo, entre Galicia y Asturias, un puente enorme, playas de acantilados. El Cantábrico se pierde bajo la bruma del horizonte…

Giro y encaro hacia Mondoñedo. Alvaro Cunqueiro, inmortalizado en bronce, observa la mole de la Catedral y detrás, el Seminario. Recuerdo que alguien dijo: “la ciudad ideal para vivir es la que tiene Obispo y no tiene Gobernador Civil”. Amén. Me adentro en el templo. Huele a humedad de siglos.  Oscuro, lúgubre. Hace un poco de fresco dentro. Es verano y no despega un jersey ligero.

Salgo por una de las puertas laterales. Tomo una carretera de montaña. Tortuosa, estrecha, prados. Pastan las vacas. Unos terneros, de pelo rubio, pasan la tarde entre yerba verde junto a sus madres.

Busco el nacimiento del Miño. Cuando yo era niño, don José Oropesa nos enseñó cantando con un puntero sobre un mapa de huele… “El río Miño, nace en Fuente de Miña, provincia de Lugo, pasa por Lugo, Orense y Tuy, hace frontera con Portugal y desemboca –los niños tomaban aire - por la Guardia….”

Luego, después, cuando he andado caminos me he enterado que nace un poco más alto de Meira, - la Colegiata de Santa María, soberbia -  en la Sierra, en el Pedregal de Irimia. La ‘fuente’ queda cerca del pueblo, pero un poco más abajo del pedregal.

Cae una tarde preciosa. El canchal está húmedo. No se ve el agua. Está rodeado de árboles frondosos, turberas y robledales… Todo a su alrededor está verde…

 

Paso la noche en Fonsagrada. Me dicen que la población se asentó junto a la fuente de propiedades curativa. Aquí, me cuentan que viene gente de todos sitios, porque se come el mejor pulpo de Galicia. Les digo, que lo mismo me han contado en la pulpería Ezequiel, en Melide y en Carballino y en…

 Me aconsejan bajar a Seimeiras de Queixoioro. Lo hago a primeras horas de la mañana. Es uno de los paisajes más recónditos y bellos de los que uno puede encontrarse por esos mundos de Dios. Uno siente de pronto, un sobrecogimiento interior y la sensación de estar inmerso dentro de un mundo de magia.