sábado, 20 de noviembre de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Caza de pluma

 



La caza de pluma está casi acabada. Me lo dice un amigo. Hay dos bandadas de perdices salidas de este año. Una, se las anda por la Cuesta del Verrón; otra, la han visto por la Haza de Santaella, aunque también dan algunas voladas por el Lomo frío y por las tierras de Valsequillo. Entre tanta escopeta y tan poca agua, la naturaleza ya no aguanta más. Noche de nostalgia y sombras interiores. Recuerdos que afloran. ¡Puñetera vida!

 

Dicen que han autorizado una batida de jabalíes en Sierra Aguas. La monterías están mal vistas por los que no son cazadores. Y no soy cazador, pero tampoco veo mal que se lleve un control ordenado de la naturaleza, sobre todo como en este caso, cuando proliferan tantos estos animales silvestres que hacen daño a todo el entorno.

 

Este año casi no han aparecido las tórtolas ‘del terreno’. Las de los arrullos en los brocales del pozo en las horas plomizas de la siesta, las que picotean en los rastrojos bajo el sol implacable de la tarde de verano…Es la tórtola que emigra cuando llega el otoño y retorna por primavera. Sus nidos, de palillos entrecruzados – ‘más mal hecho que un nido de tórtolas’ - dice el aforismo popular, en los encuentros de los almendros, en las ramas de los olivos, en esos lugares a los que no llegaban ni los gatos, ni los niños que éramos los buscadores de aquellos tesoros únicos.

 

Dicen los que saben, que la naturaleza está trastornada. Tantos abusos sobre ella nos dan por respuesta un auténtico desconcierto y así se explican algunas cosas que, de otra manera, parecen contrasentidos totales. Estamos sembrando auténticos disparates con los bordes de los ríos llenos de basura y desperdicios.

 

En las desembocaduras, en la mar, la turbación es enorme. Los   propios científicos dan los avisos de alarma. Se llevan las manos a la cabeza por nuestra inconsciencia y despreocupación. Las corrientes marinas arrastran esos residuos hasta los lugares más inverosímiles. Las sorpresas antes saltaban como algo puntual, ahora parece que ya son habituales. No importa la lejanía de la costa. Llegan a todos sitios.

 

Los resultados de la última cumbre para salvar el planeta, son poco halagüeños. ¡De pena el egoísmo de los poderoso!  Dan casi ganas de llorar  y, para para colmo, cuando se ve una foto con los asistentes dormidos…

 

1 comentario:

  1. He leído tu articulo y lo comparto casi en su totalidad. Primero fui morralero con mi padre y luego cazador y ahora cazo con la cámara fotográfica. lleva razón que somos destructores de nuestro entorno . Pero la figura del cazador es necesaria es una parte mas del ecosistema. <Luego están os matadores que son capaces de disparar a las perdices cuando van a peón.
    En la zona que vivo la caza se va manteniendo algunos años como esta han criado peor.
    Pienso que un gran enemigo de las especies ha sido la política agraria europea que a pesar de sus mapas de satélite permite o no se dan cuenta de que las parcelas año tras año van creciendo y desaparecen acequias y ribazos donde los animales tenía su refugio.
    Tu artículo es para tener una mesa redonda porque tiene mucho contenido. un saludo.

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