sábado, 6 de noviembre de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Viento de noviembre

 

 


Entraba por el camino racheado y suelto, desbocado.  Arrastraba las hojas sueltas, caídas de la parra. Soplaba a ratos con fuerza. Dice el hombre del tiempo, que viene del norte. O sea, frío y seco; azul el cielo (quizá lo único bueno que tiene). No deja que se aposenten las nubes y eso, ¡ay, Dios mío! Eso significa que ni una gotita de agua, con la faltita que nos hace.

Cuando baja por la chimenea hace sonidos extraños, raros, como de otro mundo. Uno no sabe si es una manera que tienen los diablos del infierno de decir que están ahí, donde no se ven pero que se sienten y se presentan enmascarados, como a caballo del viento.

Hay otro viento. Yo no sé si es ese que dicen que es la manera como se muestra el Espíritu Santo. Quieren que soplen vientos de renovación en la Iglesia. Quiero decir en la Iglesia de Roma, donde desde que llegó el Papa Francisco, entró una corriente de aire – el viento es otra cosa – y no sabemos si es porque no lo dejan o porque no puede, lo cierto es que aquellas esperanzas que surgieron con su llegada, se han desvanecido como las hojas del camino, a no sabemos dónde.  

Acaba de nombrar el Papa, a una mujer para lo que dicen que es el segundo puesto en importancia, en el Vaticano, algo así como el número ‘dos’. Es mujer – la cosa apunta bien – es franciscana – la cosa despierta ilusión – y es relativamente joven, con la experiencia que dan haber superado los cincuenta años.

El refranero español que sentencia de una manera, en ocasiones irrefutables, dice que “en nidos de antaño no hay pájaros de hogaño”. O lo que es lo mismo: alguna idea nueva y menos odres viejos, si no se pide mucho…

Un poeta que no lo pasó nada bien en esta vida, Miguel Hernández, escribió:  “Vientos del pueblo me traen / vientos de pueblo me llevan”  El pueblo quiere vientos nuevos. Algo que cambie la inercia viciada. El aburrimiento, la rutina, la casi farsa oficializada…A lo mejor no tiene que venir como el viento fuerte que es molesto y aturde. Mejor como la  brisa, renueva y es agradable. Pero que no sea un sutil arrullo. No. Algo con más pinta de viento que se lleve tanto plástico y papeles viejos. Ustedes me entienden ¿verdad?.

 

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