viernes, 26 de noviembre de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nieve en las cumbres (algunas)

 

                 


Dice el hombre del telediario que en Sierra Nevada están contentísimos. Las últimas nevadas han dejado la Sierra con un manto blanco que no soñaban hace solo quince días. El temporal que ha entrado desde el Polo Norte ha dejado también frío, mucho frío. Se nota por las mañanas y cuando cae la tarde,  y sobre todo si sopla algo de viento.

Según la imágenes que llegan, varios pueblos están literalmente enterrados en nieve. Hablan de la España vacía. Es verdad que la vida ahí, en esas zonas, no es nada fácil. A las inclemencias de los temporales se les unen las incomunicaciones. Quedan aislados. El maestro Alcántara decía que no es lo mismo ver una nevada desde un camino vecinal que desde el alféizar de la ventana. El maestro llevaba razón en muchas cosas; en ésta, también.

En la zona sur de Tarragona parece que la cosa tiene más miga. Se unen las alertas de varios colores (amarillo, naranja y rojo). Vienen de la mano de la nieve, la lluvia y el viento. Esperemos la cosa se quede ahí, que no es poco, y no aparezca el color negro del luto y la tristeza por los desastres.

Un amigo me dice que Gredos está precioso. Los Galayos, una vez más, cuando se abren las nubes y dejan azul el cielo se recortan con una belleza asombrosa. Los Galayos están de cine siempre; ahora, más. Desde Arenas de San Pedro, toda la sierra con su mole inmensa en verano, es de ensueño. Esta tarde, la recuerdo lejana en la imagen y cercana en la añoranza.

Me dice mi vecino Miroslav que regenta el bar de enfrente de mi casa, que en su tierra, en Bulgaria, ya está haciendo mucho frío, que la población vacunada es muy poca y que las temperaturas bajísimas están propiciando los contagios. Le comento que he leído, que el Almanzor y La Covatilla, en el Sistema Central se las andan por -12º y -14º. Se ha sonreído. No ha hecho ningún comentario. A veces, deduzco por las expresiones de su cara, no hacen falta las palabras.

Un equipo de hombres con unas máquinas grandes y grúas se han remontado a los pimpollos y  han podado, esta mañana, los cocoteros de la Avenida. Yo diría que los han dejado como pollos en el pelecho… ¡Cuestión de gustos!

 

 

 

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