Dice adiós noviembre, ese que
el refranero llama ‘dichoso’, por la entrada y por la salida. Con todos los
Santos de la Corte celestial en el primer día; el último, con San Andrés, el
apóstol, hermano de San Pedro – ahí se
quedaba todo en casa – y patriarca de la iglesia ortodoxa.
San Andrés es considerado como
uno de los apóstoles más cercanos a Jesús. Mayor que Pedro, y como él,
pescador. El Papa de Roma como sucesor de Pedro; el Patriarca de
Constantinopla, de Andrés.
San Andrés es patrón de
Encinasola de donde, según la tradición, vino la devoción a la misma madre en
común – la imagen de la Virgen de Flores llegó
unos años después a principios del siglo XVI desde Sevilla donde se
talló y donde la entregó la Reina Católica- de marochos y perotes. Una de las
pechinas del Santuario, está ocupada por un fresco que representa a San Andrés.
Un lazo más, de los muchos que Álora y Encinasola tienen en común, aunque mucha
gente lo desconozca.
Por San Andrés, en el campo se
estaba en plena sementera. El refrán lo decía muy claro. “Por San Andrés ni a
tu padre se las des – la obrada de siembra – ni quince días antes, ni quince
días después”. Era el momento de sembrar los trigos de ciclo largo que se
segarían cuando llegasen las calores de mayo… “…que era por mayo / cuando los
trigos encañan / están los campos en flor”.
Por estas fechas también se
levantaban – y se levantan – fuertes vendavales. Eran los “vareaores”. En el campo se decía: “los vareaores de San Andrés si no vienen antes, vendrán después”. Y
siempre, de una u otra manera, vienen.
Dicen que media España está
bajo un manto de nieve. Tiene la nevada
sus problemas y también su poesía. Probablemente alguien en el alfeízar de una
ventana soñará con esos copos de nieve que caen suave, silenciosamente y se
enredan en las ramas de los árboles del bosque encantado. Escudriñará con la
vista en la oscuridad de la noche ¿Qué pueden buscar los ojos en la oscuridad?…
En la chimenea, las llamas queman unos leños viejos... Noviembre dice adiós un
año más y se va seco y frío y generoso en nieves en otras tierras. “Dichoso
mes…”
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