Un amigo me ha regalado una edición en facsímil de la primera edición de 1605, de El Quijote. Abro y leo al azar. “... porque has de saber Sancho, si no lo sabes, que dos cosas solas incitan a amar, que son la mucha hermosura, y la buena fama...” Pag. 130.
Voy a Málaga temprano. Se respira una sensación convulsiva de compras. Las calles a pesar de la hora, llenas, no se cabía. No creo que ninguna de estas dos sentencias de don Miguel, empuje a la gente hacia ese objetivo. La gente se deja llevar por una fuerza interior incontenible. Hay un no sé qué raro, como pretendiendo llegar antes de que todas las existencias se acabasen. O es volver al pasado, o es que el pasado no se ha ido. ¡Dios mío!
Un grupo de amigos decidimos echar el rato. Un desayuno, un paseo, la visita cultural que hay que hacer si uno se precia, el almuerzo, el café… y luego, cada mochuelo a su olivo. Como mandan los cánones.
¿A qué un ‘machaco’ en tertulia, sabe mejor? Pues eso. El pitufo con jamón y aceite (hay una cosa más barata, pero eso no es jamón ni es ná. Por cierto, a mí me tocó de ese, del de la segunda parte), unos churros, un revoltijo, a la hora de pedir al camarero, de esa manera que tenemos en Málaga de identificar los cafés…
Calle Larios está que se sale. Parece que espera algo importante. Le quito el parece. Está claro, está a la espera y aguarda impaciente. Ya han puesto un entramado que dará luz a la noche. Seguro que habrá algún discrepante que diga alguna tontería en su contra. Si pagasen por eso, un montón de millonarios…
La Catedral con la exposición del Verbo Encarnado, sublime. Bueno, la Catedral con ese misterio que se expande por sus naves, ya en sí es algo excelso, si se le agregan esas pincelas de imágenes emblemáticas, entonces ahí se para el sol. Saludé al Deán (el hombre es muy poquita cosa en lo físico pero muy grande en Espíritu). El hombre andaba atareado. Preparaba la visita del Presidente de Italia… Ya se ve. Nos juntamos con todo el mundo.
Y esto,
cuando todavía no había llegado a la mediación la mañana… Otro día les seguiré
machacando. No tengo arreglo…
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