lunes, 1 de noviembre de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Calabazas

 

 


Depende del camino escogido, por ‘calabazas’ se entienden varias cosas. La negación para conseguir un objetivo amoroso, las consecuencias de un mal examen, algo comestible en el que no se ponen de acuerdo de si fruta o verdura, una exhibición, consecuencia de eso de mal gusto que nos imponen desde otros lugares, cada día con más fuerza, o una ayuda como instrumento musical en algunas culturas.

Cuando el rechazo para la consecución del objetivo amoroso era algo evidente, el acervo popular afirmaba que le habían dado ‘calabazas’. Una manera muy gráfica de escenificar algo imposible. Tampoco era de buen agrado ver en el tablón de anuncios donde se publicaban la notas o en la papeleta de examen, la palabra ‘suspenso’. Era sinónimo de ‘calabazas’.

Los botánicos afirman que los ovarios contienen las semillas, mientras la verduras se obtienen de cualquier otra parte de la planta. Siendo así, entonces se admite que la calabaza es una fruta y no una hortaliza como comúnmente se afirma.

Desde la Edad Media, en Europa en la noche de difuntos, se admitía que los muertos – de manera oculta – paseaban junto a los vivos. Su presencia no se veía físicamente pero se presentía. Era una manera de conectar el mundo de los muertos con el de los vivos. Surgían leyendas de apariciones y sensaciones raras entre nieblas y penumbras, el miedo ante lo desconocido, patente.

En la cultura irlandesa, Jack, un granjero tacaño logró engañar al mismísimo diablo y la noche de su muerte vagaba en la oscuridad. Pidió un nabo (primo hermano de la calabaza) donde introdujo una luz para alumbrarse… Eso dio origen a la calabaza iluminada para transitar por las noches de misterio y miedos

Desde hace unos años, Halloveen (jalogüín, para los amigos) se ha introducido en nuestra cultura. Ha desplazado la evocación del Tenorio y la celebración de la noche anterior del Día de los Santos, cuando en realidad lo que tendría que celebrarse es la noche de Difuntos. Antiguamente, las campanas en las iglesias de los pueblos doblaban como recuerdo a los ausentes y en algunas casa se encendía mariposas hasta su extinción… Eran otras costumbres.

La calabaza – en algunos sitios la usan, incluso como instrumento musical  - ha sido, con su piel dura, su pulpa dulzona, sus grandes propiedades para las salud y muy baja en calorías,  uno de los símbolos de estas expresiones culturales.

 

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