Me levanto temprano. Día
soleado y cielo limpio de nubes. Un café con leche, tostada con aceite y vaso
de agua fría con limón. La endulzo un poco, a hierro, como que no. Voy a la
gasolinera, lleno el tanque (se nota el tirón de los precios). La carretera a
pesar de ser temprano va cargada.
Dos domingueros crean una
retención de cuidado. Digo dos, porque cuando se llega al carril de vehículos
lentos, a la altura de la Venta de San Antonio no se desplazan hacia el de la
derecha como manda el Código y siguen, uno tras otro. Van de ‘campo y venta’.
Los adelanto pasada Carratraca. Siento la mano sobre el claxon. Mi mujer me
regaña. Mi mujer me regaña siempre, por casi todo. Yo nunca, le hago caso en
casi nada…
Hay mucha gente en los
alrededores de Ardales. Deben estar celebrando alguna prueba deportiva. Bordeo
el pantano por la cabecera, por el Turón. No se ve la lengua del agua. El río
parece quieto, da la sensación de estar parado.
Me desvío hacia Ronda. Un
hombre monta un puesto ambulante. Coloca las cajas de frutas y hortalizas de
manera que sean atractivas para los conductores. Un rebaño de ovejas pasta a orillas de la
carretera. No veo el pastor. Los animales están solos. Me adelanta un grupo de
moteros. Esa gente anda que da susto. Creen que la carretera es un circuito. Se
equivocan y, luego, viene lo que viene, a modo de derrapes y esas cosas.
Frente a la Venta del Verita
veo que han sembrado una cantidad ingente de olivos. Hacía tiempo que no pasaba
por aquí y me quedo sorprendido con estas siembras nuevas. Las plantaciones
siguen hasta pasado Ortegícar que ya de por sí tenía un olivar extenso; ahora,
más. Mucho más. Llegan hasta el borde del pinar que hay por bajo de la caliza
de la sierra.
Las choperas doradas marcan el
hilo del río Guadalteba. Serpentea por entre la tierra seca. La carretera está
bien de asfalto. Cuando hagan, porque dicen que van a hacer una autovía que
comunique Ronda con Málaga, esto va a ser un paseo. Enfrente, al otro lado, la
Cueva –me acuerdo de un amigo entrañable –admiro las choperas vestidas de oro
viejo. La Gracia de Dios se ha derramado de manera generosa sobre ellas…
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