La Sierra de Cádiz es tierra aparte. Si quieres puedes andarla de la mano de San Juan de
Puedes
entrar por donde quieras. A saber, desde Ronda por Grazalema, y de allí hacia
Villaluenga del Rosario (del queso payoyo, no te hablo), Benaocaz y Ubrique;
por Zahara de la Sierra sube hasta el Puerto de las Palomas, bordea sierras y
precipicios cortados donde a tus pies se abre toda cuanta belleza seas capaz de
imaginar y, por Benamahoma, llégate hasta El Bosque donde el Majaceite es
riachuelo de aguas claras y espumosas.
Si
viniste por el Campo de Gibraltar te habrá recibido la masa boscosa de
alcornoques más importante de la Península Ibérica. Estás en el Parque de los
Alcornocales que linda con el Pinsapar de Grazalema –la Sierra del Pinar, la
llaman por aquí- y las llanuras fértiles de las tierras de la Janda, entre
Arcos de la Frontera, Mediana Sidonia y Alcalá de los Gazules.
Las
campiñas de Jerez, lentamente dejan de ser tierra de viñedos y cerealistas, y
se tornan en sierra, y vienen contigo si iniciaste camino desde Trebujena,
Bornos, Villamartín –donde hacían las mejores hoces para la siega de toda
Andalucía- y Prado del Rey; desde Puerto
Serrano, Espera, Algodonales y Olvera el paisaje es distinto. Ni sierra ni
campiña, ni de labor ni de monte, ni caliza ni arcilla.
¿Ríos?
Como para muestra el Guadalete. (Recuerda aquello de “las huestes de Don Rodrigo…”),
que por el Puerto de Santa María se va al Atlántico. Nace en la Sierra del
Endrinal cerca del Puerto del Boyar, cuando ya se ven, a lo lejos, pero muy
lejos, llanuras de campiñas fértiles; y el Barbate y el Hozgarganta y el
Guadalcobacín, y el Guadiaro que rompe hacia el Mediterráneo; y el Majaceite - del
que te hablé antes - y te digo que lleva agua a toda la Bahía de Cádiz, o
alimentan pantanos como los de Zahara, Arcos, Bornos..., y el Guadarranque,
y...
Es
primavera. El campo llama, acércate…, pero como sea día de fiesta ¡que Dios te
ampare, hermano!
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