Canta el Villancico popular de
Alfarnate (el pueblo que está un poco más allá del ‘Boquete de Zafarraya y
antes de llegar a los Alazores ) que cuando el Eterno se quiso hace Niño le
encargó a un Arcángel que se llamaba
Gabriel una serie de recados.
Fue y le dijo: “Mira, Gabriel,
anda y ve a Galilea…” y el dio la dirección correcta: una aldea, una casa, una
niña que es pobre y que quince años tiene y que, aunque es pobre, Yo así la
quiero y le das recado de mis amores… y todo eso.
Y el Arcángel – que era más que
Ángel – fue y lo hizo como lo mandó el patrón, que para eso los jefes son los
jefes, se vino a la aldea que está entre montañas áridas y que es muy pequeña,
casi tan pequeña que entonces no estaba en los mapas, y que ahora está por lo
que está, y según cuentan, como los
Arcángeles no tienen cuerpo se filtró y
se presentó delante de ella y le dijo que no temiese nada y que había sido
elegida por Dios y, de entrada, la saludó:
-“Llena eres de Gracia”, y antes
le dijo: “Salve, María” porque la niña se llamaba y se llama María.
Y luego cuentan que se turbó y
que allí comenzaba algo por lo que muchas personas iban a dar sentido a sus
vidas y que llamaron cristianismo, porque el Niño Dios que nació de ella, se
llamó Jesús, Emanuel y Cristo… Resumiendo, Dios entre nosotros.
Los cristianos de muchos lugares
a esa Virgen la llamaron con muchos nombres y entre, uno precioso, Virgen de
Gracia, y en Archidona, en la cumbre de un cerro, le dieron veneración y culto
y la gente sube a saludarla y a pedirle cosas y…
Al santuario de la Virgen de
Gracia se llega por una carretera muy estrecha, tortuosa y con curvas muy
cerradas. Vamos, que casi se recomienda que se suba a pie, pero con lo del
desnivel son palabras mayores. Arriba, en el interior de la ermita se respira
una paz interior que solo se da en esos sitios. Desde su explanada, el paisaje
es soberbio y el cielo está tan cerca, que uno no sabe qué pensar cuando se dan
esas conjunciones casi al alcance de la mano…
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